AMOR LETAL [OMEGAVERSE] ©

77.

ACTUALIZACIÓN 4/4

Mientras todos estaban comiendo pastel, fueron viendo una película.

Para Slavik fue lo más aburrido. No tenía sangre, muerte, tortura y todo era raramente normal. A duras penas fue manteniendo sus ojos abiertos y pensando en qué era un martirio. Luego, le dio una breve mirada al Omega y estaba sonriendo, mientras se llevaba un poco de pastel a la boca.

No obstante, a pesar de que sonreía, podía notar en su rostro que estaba cansado. Asumió que se debía a haber estado organizando todas las cosas.

La manera en que lo vio pasar su lengua por sus labios, de inmediato le hizo pensar en muchas ideas pervertidas.

Y nunca creyó en que iba a hacer una fiesta sorpresa para él, pero lo agradecía muchísimo. Después de encargarse de muchas cosas durante el día, naturalmente, cosas de mafioso, el llegar a casa y que alguien lo esté esperando era perfecto.

Quería eliminar todo lo malo, hasta la última migaja, por ende, se estaba encargando de unos tipos que querían escaparse.

Sus hombres seguían trabajando mientras él estaba ahí, pues no pensaba permitir que crucen la frontera del país. Quería atraparlos y matarlos con sus propias manos para disfrutar ver como la vida se escapaba de sus ojos.

Su vida seguía siendo la misma, solo la de Mika había cambiado, además de la de Prasko. Él no tenía intenciones de alejarse de lo que era su mundo, pero sí mantener al margen a los que quería, como mantenía oculta a su madre siempre.

Conforme la película fue terminando, Prasko se fue poniendo de pie para marcharse. Antes de hacerlo, la mamá del albino le ofreció de toda la comida que había.

Y, a pesar de que vivían en otro lado, Slavik siempre los mantenía vigilados, aunque asumía que Prasko lo sabía. No era estúpido para no darse cuenta de que siempre tenía ojos en la espalda, lo cual le tranquiliza por nunca querer quitárselos de encima.

Se terminó poniendo de pie también para estirarse un poco.

Y se dio cuenta de que, si era su cumpleaños, entonces solo faltaban cinco días para su boda. Pestañeó un par de veces porque se iba a casar. Se pellizcó un poco con la intención de comprobar que fuera la realidad. Sus labios se curvaron en una pequeña sonrisa porque lo esperaba con ansias. Después de creer que nadie iba a ser digno de estar a su lado, ahora lo tenía.

Soltó un suspiro lleno de tranquilidad, hasta que vio a Mika avanzar rápidamente por el pasillo.

Lo observó unos segundos, para luego mirar sobre su hombro. Todos los demás estaban en la cocina, así que solo él se había percatado de aquello. Quiso creer que solo iba al baño, hasta que una sensación potente comenzó a expandirse por todo su cuerpo.

No tardó en avanzar para abrir la puerta y verlo en el suelo quejándose.

—Amor —dijo, acuclillándose a su lado —. ¿Qué pasa?