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Los matrimonios son los momentos donde los mafiosos siempre aprovechan de demostrar todo lo que tienen en dinero, poder y más. Las cosas lujosas es lo que domina todo y nada puede ser barato o pequeño. Todo, por donde se mire, debe gritar poder.

La mayoría de las bodas o casamientos son festejados en salones inmensos o grandes hoteles al estilo de Versalle. Las estatuas de mármol siempre tienen que estar presentes, además de las fuentes con aguas y miles de adornos elaborados con oro, diamante y plata pura.

En nada se escatima en gastos. A nadie le importa cuanto se tenga que pagar. Lo único que de verdad les importa es que sea de lo que más se hable, lo que más asombre a los demás y que quede recordado por siempre.

La comida, como es obvio, debe llenar decenas de bandejas con los mejores manjares de la gastronomía. Carnes, ostras, langostas, tartas, dulces, chocolate, además del acompañamiento de los licores más costosos que puedan existir en el mercado.

Por otro lado, ninguno de los invitados puede asistir con alguna prenda que no sea de las marcas más famosas y finas. Todos deben llegar lo último en moda y seleccionar la marca más costosa para estar todos vestidos a la perfección, pues, si alguien se atreviera a utilizar algo barato, ni siquiera podría poner un pie dentro. Las mujeres siempre debían tener sus cuellos adornados por las más finas joyas y utilizar los más elegantes y hermosos vestidos.

Slavik había asistido a algunas bodas, aunque nunca se imagino que, más pronto que tarde, se iba a realizar la suya.

Las invitaciones habían sido enviadas a diferentes partes y, una de las principales reglas, era no fallar. El no asistir a la boda de un mafioso podría ser considerado el mayor insulto y, tras eso, volverse el peor enemigo que luego querrán matar.

Mafias chinas, alemanas, francesas, coreanas, japonesas, italianas, albanesas y más.

Todos tenían su debida invitación y todos estaban esperando que la ceremonia inicie.

Mika, desde donde se encontraba, movió la cortina para observar abajo. Y eran demasiadas personas. Nunca creyó que una boda era así, pero, a pesar de la cantidad de personas, todo se veía bien. Desde lejos los adornos y hasta lo más mínimo, destacaba al máximo.

Y, como todo se trataba de mafiosos, también había seguridad en cada parte. El que llegara la policía a interrumpir todo, no estaba en los planes de nadie. Las bodas de mafiosos eran sagradas y jamás se podían interrumpir. Cada invitado debía quedarse hasta el último y felicitar, personalmente, a los novios.

Tragó saliva para cerrar los ojos y estaba nervioso, pero también feliz.

Lo que estaba a nada de ocurrir lo categorizaba como lo más bonito de su vida. Algo que iba a marcar un antes y un después definitivamente. Y, a pesar de que no estaba Prasko a su lado, todo lo sintió bien. Comprendía que su hermano estaba mejor lejos de Rusia. Que, el estar lejos del lugar donde su vida se había arruinado, era lo mejor.

AMOR LETAL [OMEGAVERSE] ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora