AMOR LETAL [OMEGAVERSE] ©

39.

La última dedicación de esta
noche☺️. Ojala que vayas
teniendo una feliz lectura💖.

ACTUALIZACIÓN 4/4

El vodka se fue expandiendo con lentitud. No fue de una sola vez, sino que en pequeñas cantidades. A diferencia de la vainilla que lo tenía todo inundado y con descontrol y potencia. A pesar de que era un aroma dulce y tierno que a muchos les gustaba, fue mil veces peor.

Mika fue inhalando el vodka con calma a diferencia de Slavik que fue inhalando la vainilla sin parar. Su cuerpo, de cierta manera, tembló.

Quiso calmarse un poco. Quiso controlarse. Pudo sentir sus ojos ardiendo por haber cambiado de color, pudo sentir su piel casi quemándose por el calor. Fueron demasiadas cosas que le secaron la garganta.

Al ser su miembro tomado y sentir su entrada húmeda, tuvo que obligarse a mantener sus brazos quietos, a no pensar en nada que lo pudiera descontrolar. Sabía que, si caía en eso, entonces las cosas no iban a ser bonitas o sencillas. Conforme el Omega se fue deslizando, nuevamente lo sintió estremecerse.

Al observar la expresión que se formaba en su rostro, fue suficiente para que todo su interior se calme.

Dolor.

Miedo.

Temor.

Cada una de esas emociones fue peor que la otra que lo dejaron anonadado. Estaba sufriendo, era obvio para él y para cualquiera. No entendió porque, a pesar de todo lo que le provocaba, quería intentar hacer algo como eso.

No le preguntó, en lugar de eso, movió sus brazos para rodear su cuerpo. Quiso acercarlo más, pero se limitó a eso.

Mika, al tener eso se pudo sentir sostenido. Cerró sus ojos notando que entraba por completo y se quedó quieto intentando pensar en cualquier otra cosa. El vodka fue aumentando, entonces, a pesar de que era un aroma intenso, no lo sintió así. Respiró profundo y su cuerpo fue reaccionando muy diferente.

No supo a qué aferrarse y rodeó su cuello con sus brazos para apoyar su rostro en su hombro.

Miles de imágenes fueron pasando por su cabeza. Imágenes horribles, palabras asquerosas, toques que marcaron su vida para siempre.

Y, la pequeña caricia en su espalda, le dio sensaciones diferente.

—Tranquilo —escuchó —. No tienes que hacer algo que no quieres, Mika. Yo nunca te obligaría a nada.

Sin poder evitarlo, sus ojos se llenaron de lágrimas y se obligó a moverse. Subió su cuerpo y no tenía idea de cómo hacerlo en realidad. Jamás había estado así con alguien.

—Quiero hacerlo —murmuró con su cuerpo tembloroso.

—Entonces, debes moverte con cuidado.

Quiso solo subir y luego bajar, pero no. Las manos en su cintura le indicaron el ritmo y la forma del movimiento. No supo lo que eso le provocó.