AMOR LETAL [OMEGAVERSE] ©

54.

ACTUALIZACIÓN 2/2

Slavik se mantuvo hablando por teléfono un par de minutos.

Conocía a gente capacitada para cualquier cosa y el dinero suficiente para pagarles y que hicieran lo que fuera. Si quería, podía crear su propio laboratorio y empezar a experimentar para ir creando cosas nuevas, pero no. Esas cosas no eran lo suyo en lo absoluto.

Dio unos pasos observando por la ventana. Muchos de sus hombres estaban haciendo sus rondas habituales y, debido a sus trajes negros, se distinguían demasiado bien en la nieve.

Fue oyendo lo que le comentaban sobre cómo iban a ser los procedimientos con el Omega.

Lo primero era trasladarlo a una clínica privada y con atención las veinticuatro horas del día. No opinó nada al respecto, le bastaba con saber que iba a estar en las manos de los mejores especialistas y ya. Lo quería vivo, despertando, sabiendo lo que ocurría a su alrededor y más.

Tragó saliva mirando sobre su hombro. Y Prasko seguía estando ahí. Notó que aún estaba observando los papeles de una manera que le daba la idea de que estaba sufriendo enormemente.

Y Mika aún no bajaba. Le alegraba saber que seguía durmiendo porque necesitaba que Prasko le contará y aclarara ciertas cosas de las cuales tenía muchas dudas.

Al finalizar la llamada, guardó el teléfono y dio unos pasos lentos para llegar a su lado. Lo vio tan miserable, melancólico, que no tenía ni una rata para hacerle compañía y que estaba, prácticamente, en la calle. Pestañeó un par de veces porque era algo que debía provocarle cierta diversión, pero no. El saber que a Mika no le iba a provocar gusto verlo así no le permitía regocijarse como era de costumbre.

Tragó saliva.

—Listo, tu Omega ya fue trasladado. Puedes ir a verlo ahora mismo si lo deseas. Estará siendo chequeado todo el día y atentos a cualquier cambio. Harán lo posible y hasta lo imposible para que pueda despertar, de lo contrario, los amenacé de asesinar sus familiares y quemarles sus casas.

Sonrió un poco porque nadie se negaba a algo cuando usaba esas palabras, lo cual le provocaba un poco de aburrimiento. Si se negaban, entonces solía ser más divertido porque podía provocarles ciertas cosas que podían mejorar su día.

—Bien, mientras no oiga una buena noticia, déjame en paz.

Al ver que se levantaba para comenzar a caminar a otro lado, formó puños. No pensaba esperar hasta que algo ocurriera y no tenía tanta paciencia. No iba a estar una semana o incluso un mes sin poder obtener lo que quería.

Tomó su brazo, obteniendo que Prasko se libere de inmediato y le diera un empujón.

Slavik lo miró unos segundos para devolverle el empujón y, sin mucho esfuerzo, tirarlo al suelo. Como la mesita de centro estaba justo ahí, el ruido de la madera quebrarse se escuchó.