ACTUALIZACIÓN 3/4
El invierno siempre era la época más cruda de Rusia y más cuando existía el invierno ruso.
Todo se congelaba, las temperaturas descendían con potencia y, la única forma de tolerar el frío, era estar de los hogares con la cocina encendida y tomando un chocolate caliente.
Mika no estaba acostumbrado a eso. Generalmente, aunque hubiera frío, fuera de noche o día, siempre estaba al frío, expuesto. No le importaba mucho, de cierta manera, había comprendido que el frío era algo psicológico y, de esa forma, nunca le afectaba en algo.
Inhaló profundo mientras estaba sentado al lado de la camilla de Prasko.
Ya iban tres semana y seguía estando en el mismo estado. No despertaba. Sus heridas habían sido graves, había perdido mucha sangre, tenía huesos rotos, costillas fisuradas, un golpe potente en la cabeza y solo estaba ahí. La idea de que nunca más fuera a despertar le aterraba.
Era lo único que le quedaba y no lo quería perder.
Sabía que estaba su tío Dorik, pero no era lo mismo. No lo conocía lo suficiente. Habían hablado nuevamente, incluso había estado visitando a Prasko para saber de su condición, no obstante, pasaba la mayor parte del tiempo con Slavik luego de obtener aquella caja que había estado buscando. En ella habían muchas cosas, cosas de su madre, de terrenos, de dinero, cuentas bancarias y más.
No se arrepentía de haberse sacrificado por saber sobre su escondite, pues era algo que Slavik necesitaba.
Solo deseaba que el Alfa pudiera entender que era leal a él. Que era totalmente devoto a él.
Tomó la mano de su hermano y sus nudillos heridos ya estaban mejor. Cerró sus ojos, esperando oír su voz. Y rezó.
Nunca pudo entender si Dios realmente existía o no. El recordar esas noches donde rezaba por ayuda que jamás llego, le daba a entender de que había nada. De que solo era una creencia que, de cierto modo, le permitía a las personas no perder la fe.
Pensaba en que, si Dios realmente existiera, entonces sus súplicas hubieran sido oídas.
—Prasko, espero que puedas escucharme. He visto a tu Omega estos días también, pero él sigue igual. No te preocupes, yo lo voy a vigilar y Slavik también. Él tiene ambas habitación con seguridad afuera, nadie puede entrar sin su consentimiento. Solo despierta, por favor.
Tragó saliva.
—Luego de sacar la caja, vi lo que quedaba de mamá. No estaba en un ataúd —contó bajando la mirada —. Solo estaban sus huesos, pero Slavik le compró un ataúd y pudimos sepultar aquello en un cementerio más bonito. Dejamos adornada su tumba, también le prendimos velas. Espero que con eso su alma haya podido descansar.
A pesar de que no quería imaginarse nada mientras cavaban en la tierra, lo sabía. Tenía más que claro que jamás iban a tener el corazón de dejarla en un ataúd.
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AMOR LETAL [OMEGAVERSE] ©
RomanceSlavik siempre estuvo en la cima. Todos se postraban a sus pies y nadie se atrevía a desafiarlo, a no obedecerlo. Siendo el líder de la Mafia dorada de Rusia, su pasado era oscuro, pero su presente estaba lleno de muerte, sangre y más. Nadie sobrevi...