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ACTUALIZACIÓN 4/4

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ACTUALIZACIÓN 4/4

—¿Si saben lo que han hecho? ¿Cómo es que fueron sorprendidos así? —preguntó el padre.

Mika nada habló, solo estaba ahí sentado de manera desinteresada. Seguía sintiendo dolor en sus costillas. Viktor había recibido una bala en el brazo y su otro hermano un disparo en el abdomen.

A él le daba igual ser regañado, pero su padre no estaba preocupado de él, sino que en sus hermanos. De cierta manera, siempre sabía que a él no lo regañaban, más bien lo dejaban encerrado y le negaban la posibilidad de salir. Ante eso, prefería siempre el ser regañado y ya.

El ruido de la bofetada que el padre le propinó a Viktor, retumbó por el lugar. El hijo nada hizo, se mantuvo ahí con la mirada baja, mientras el padre le gritaba. A Prasko le dio un puñetazo casi salvaje donde sangre salpicó de su nariz.

—Fue ese maldito de Dorik, no hay otra persona que hubiera sabido que íbamos a estar ahí. Ese malnacido nunca nos va a dejar en paz.

—Nos podría dejar en paz si le diéramos a Mika —opinó Viktor y, debido a ese comentario, el hombre lo volvió a golpear.

Retrocedió un paso porque sus golpes era brutales, a pesar de su edad.

—Tú no opinas sobre Mika. Nunca le voy a dar a mi hijo a ese loco.

No supo cuantos golpes obtuvieron sus hermanos debido a sus errores infantiles, pero se terminaron yendo en silencio y sin mirar a ningún lado. El Omega se mantuvo ahí, sentado, jugando con una pieza de ajedrez. Siempre le agradaba andar trayendo el caballo. Eso le recordaba que debía avanzar con mucho peso y jamás fallar en sus movimientos para seguir caminando y derrotar al rey.

Su padre caminó por el lugar, maldiciendo en ruso sin parar. Una silla voló al otro lado de la habitación y tazas se quebraron en el suelo.

Mika tenía el conocimiento mínimo de quién era Dorik: un ruso, un tipo enfermo y que nada lo frenaba. Aunque sus hermanos también eran enfermos, pero era enfermos que conocía, además eran buenos en mandarlo lejos cuando tenía la osadía de cruzar los límites.

Siempre pensaba en que su cuerpo sería entregado a cualquier tipo, no obstante, se daba cuenta de que el ser entregado a Dorik era algo que hasta a su padre le preocupaba. No calificaba eso como suerte, sino que más bien piedad. Además que solía provocarle curiosidad ciertas cosas sobe aquel hombre. La duda por la cual siempre intentaba acercarse sin parar y el motivo por el cual nunca le entregaban su cuerpo si era eso lo que deseaba en realidad.

—¿Qué fue lo que viste allá? —inquirió el hombre con tono molesto.

—Lo mismo que mis hermanos.

—¿Qué pensaste de Slavik?

—Insignificante —se limitó a responder.

—Deberías tener más cuidado al calificar a las personas. Si de algo estoy seguro, es que no tiene nada de insignificante.

AMOR LETAL [OMEGAVERSE] ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora