AMOR LETAL [OMEGAVERSE] ©

65.

ACTUALIZACIÓN 4/4

Mika guardó silencio mientras escuchaba las cosas que su padre le decía.

Y siempre se mantuvo con la mirada baja. Sabía como debía actuar y las cosas que debía decir ante lo que podía ocurrir. No era, simplemente, regresar y quedarse ahí. Todo trataba de ser capaz de entrar, pero también de salir.

Pestañeó un par de veces.

—Todo este tiempo trabajando muy duro para que estés en la cima. Desde que te vi por primera vez siendo un bebé, supe que me ibas a traer grandezas. No esperaba menos de ti y no estaba dispuesto a que te vuelvas débil e inservible como cualquier Omega. Tú debías ser especial.

La caricia en su rostro le dio sensaciones horribles. El desagrado jamás se iba a borrar.

—Debías ser mi arma más letal, ¡no enamorarte de quién debías asesinar! —bramó en su oído para luego darle un golpe en el rostro.

Mika no hizo nada ante eso.

Guardó silencio mientras estaba arrodillado en el suelo.

—Viktor siempre tuvo razón respecto a ti. Siempre te di demasiada libertad y más cariño del que le di a él o a Prasko. Aunque, evidentemente, Prasko es otro que estaba descarrilado desde un inicio. El haber estado cerca de su madre les dejo podrido el cerebro.

Cerró sus ojos al sentir que su cabello era jalado con fuerza. Pudo percibir como algunas hebras eran arrancadas.

—¿Creíste que ibas a volverme un tonto?

—No —murmuró demostrando cierto miedo.

—¡¿Acaso lo creiste por un segundo?!

Negó con potencia.

El empujón lo hizo caer al suelo y el golpe en su estómago le quitó el oxígeno. Sabía que debía aguantar lo suficiente. Debía tener tiempo para poder obtener la información que deseaba y que necesitaba para ponerle fin.

Su brazo fue tirado y lo tuvo frente a su rostro de nuevo.

—¿Sabes lo que les ocurre a los traidores?

Su labio inferior tembló y negó.

—Padre, no, por favor. Yo lo estaba haciendo todo bien. Te di información, seguí actuando. Puedo regresar y hacer todo perfecto. Por favor —rogó.

El hombre dejó escapar una sonrisa de oreja a oreja.

—Solo déjame ir de vuelta. Puedo traerte a Slavik. ¿Si lo sientes? Tengo su aroma en todo mi cuerpo. Él hará lo que yo le diga. Vendrá y podrás tenerlo justo como deseabas.

—Eres débil. Eres tan débil como la maldita mujer que te parió —habló y enderezó su cuerpo para comenzar a quitarse el cinturón.

Mika soltó un grito al sentirlo impactar en su espalda con potencia. Se cubrió la cabeza y solo se mantuvo ahí.