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ACTUALIZACIÓN 1/2

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ACTUALIZACIÓN 1/2

Slavik no era bueno durmiendo en lugares que no fueran una de sus casas.

La incomodidad no le agradaba y odiaba cuando las sábanas no tenían la suavidad que a él le agradaba. Dio pasos lentos mientras regresaba a la cabaña en la cual había despertado. Notó que el sitio era bonito. Bastante perfecto para turistas y que daban buena comida, además de darles una muy buena atención a sus clientes.

Seguía cayendo nieve, aunque no en tanta cantidad. Eran algunos copos que veía pasar frente a sus ojos.

Al llegar, abrió la puerta.

Y la puerta le daba una vista hacia la cama de inmediato. El verla vacía, no le gustó. Entró mirando a todos lados y observando las ventanas. Todas estaban cerradas. No perdió tiempo en caminar al baño. Se detuvo al oír ruido dentro y su corazón se calmó.

Lo que menos quería es que Mika se fuera a escapar. Decidió quedarse ahí. Apoyó su espalda sobre la puerta y se cruzó de brazos esperando hasta que fuera a salir. Le dio lo mismo si se veía como un maldito obsesionado o enfermo.

Cuando se abrió, Mika lo miró de inmediato. Su rostro no se veía amigable para nada, tampoco simpático. Se notaba que tenía las claras ganas de matar a alguien y de matarlo a él si lo hacía enojar.

Dio unos pasos y Slavik lo siguió de inmediato. Casi listo para atraparlo si comenzaba a correr.

Tal vez seguía estando herido, pero era lo, suficientemente, bestia para pelear con quien sea en el estado que fuera. Le daba lo mismo todo y ya lo había demostrado más que bien.

Al oír que la puerta era tocada, Mika lo observó moverse de inmediato. Le restó importancia y se sentó en la cama.

—Hola, buenos días —dijo el hombre —. Les traigo un desayuno. ¿Cómo está su Omega?

—¿Por qué le interesa?

—Bueno, solo es curiosidad. ¿Puedo verlo?

—No.

—Usted no es muy amable, joven. Además, ¿por qué está caminando como si nada? ¿No siente dolor?

—No —respondió con voz seria.

—Bueno, disfruten el desayuno y...

—Me tengo que ir. Adiós —dijo de pronto Mika saliendo y dejándolos ahí parados como si nada

Slavik compartió miradas con el hombre un par de veces, para luego avanzar rápidamente.

—¡Oye, oye! Tú no vas a ningún lado.

—Tú no me dices qué hacer —soltó para seguir avanzando.

Y el albino quiso detenerlo. Tuvo la intención de tomar su brazo para regresarlo dentro y, nada más por tocarlo, lo vio girarse mostrándole un cuchillo que no tuvo ni la menor idea de donde había sacado.

AMOR LETAL [OMEGAVERSE] ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora