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ACTUALIZACIÓN 3/4

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ACTUALIZACIÓN 3/4

Mika tenía todo pensado.

Se observó en el espejo por varios minutos. No dejó de repasar el plan sin cesar porque sabía que, si lo hacía bien, entonces muchas cosas iban a poder comenzar a cambiar.

Y el cambio es lo que más quería cada día. El cambiar de vida. El cambiar de vista. El poder ver un nuevo horizonte.

Tragó saliva y comenzó a lavar bien sus dientes. Mientras estaba haciendo eso, pudo oír que la puerta de su habitación era abierta y no le sorprendió. Era algo que ocurría una vez a la semana donde su habitación era revisada. Lo único que le alegraba es que no le tiraban todo. Revisaban cada esquina, cada lugar, pero todo seguía estando en su debido sitio.

Y le parecía estúpido, pues jamás iba a dejar algo a la vista o en algo que lo pudieran descubrir. Sus escondites eran más elaborados que las esquinas o el colchón de la cama.

Salió ya vestido y se detuvo porque Viktor seguía estando ahí, mientras que los demás hombres se marchaban.

Era el encargado de revisar su habitación.

No dijo nada, lo ignoró igual que siempre. Se concentro solo en lo que debía hacer y ya. Lo que debía hacer era mucho más valioso que oír lo que su hermano tenía para decir.

—Y, ¿bien? ¿Qué tal va todo? —preguntó.

Mika no lo estaba mirando, aunque no era necesario hacerlo para saber que se estaba riendo. En su tono de voz se notaba perfectamente.

Aún no le decía nada a su padre y a Prasko. Pensaba decírselo a todos, pero, como siempre, Viktor estaba ahí, intentando meterse donde nadie lo había llamado. Escuchó sus pasos y pudo verlo por el reflejo del espejo. Se limitó a ir abrochando los botones de su camisa porque necesitaba verse bien. Si quería llamar la atención de alguien, entonces siempre debía verse a la perfección.

Seducción. Inocencia. Dulzura.

Era la combinación perfecta y que, con esas tres cosas, siempre obtenía lo que deseaba. La seducción podía ser una buen arma que cualquier persona podía utilizar. La inocencia era algo que despertaba la perversión en los demás. La dulzura era algo que todos querían probar.

Nadie iba a querer mirarlo si siempre se veía serio, intocable y letal, por ende, debía meterse en el papel y hacer lo que mejor sabía hacer: fingir y mentir.

—Vamos a ir a cenar. Él me invitó —contó.

Viktor se limitó a reírse de nuevo. Admitía que no le agradaban mucho los chistes, no obstante, cuando era uno demasiado bueno, entonces lo toleraba.

Oír aquellas palabras de su hermano menor, le provocó ganas de tirarse al suelo para reírse sin parar.

—¿A cenar? Pero si creí que ya le habías abierto las piernas.

AMOR LETAL [OMEGAVERSE] ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora