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La última dedicación depor hoy

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La última dedicación de
por hoy. Muchas gracias por
la oportunidad que me das💖.

ACTUALIZACIÓN 4/4

Los gritos de la mujer retumbaron en el lugar.

El frenarse no estaba en los genes de nadie. Nunca se iban a detener a pensar por el simple hecho de que fuera una mujer o un hombre. El dolor y tortura era igual para todos.

Y Mika tenía claro lo que había hecho.

Se mantuvo ahí, observando todo, oyendo como le preguntaban algunas cosas. La mujer, evidentemente, no podía hacer nada y eso era mucho peor para ella. El no poder defenderse. El no poder hacer algo para protegerse.

Su cabello blanco estaba lleno de sangre y su piel blanca, justo como la de Slavik, lastimada.

Mika se dedicó a sostener una pieza de ajedrez en sus manos. La fue examinando y era el caballo. El caballo que siempre tenía que avanzar con todo el peso. El caballo era, aparte de los peones, con quien se podía iniciar una jugada.

Soltó un suspiro y cerró sus ojos unos segundos.

Algo no lo dejaba tranquilo. Algo no lo dejaba en paz y, conforme los segundos fueron avanzando, pudo notar que esa intranquilidad iba aumentando sin poder frenarla. Tragó saliva porque era como si algo se estuviera aproximando.

Al ponerse de pie, caminó a la ventana. Sabía que ya todo estaba terminado. No iba a volver a ver a Slavik nunca más. Había, supuestamente, entregado a su mamá  y con lograr eso, todos sabían que Slavik se iba a rendir con tal de tenerla con él de nuevo. Tenía que encontrarle un punto débil y le había encontrado el mayor de todos.

—¡¡Dinos cuál es el jodido lugar, perra bastarda!! —gritó Viktor.

Mika, por un segundo, compartió miradas con Prasko. No habían hablado de nada luego de haber regresado de la casa del albino y no dijeron algo tampoco en ese momento.

Quiso esperar a la noche para poder marcharse y sabía que no iba a ser sencillo. Había provocado a alguien demasiado peligroso. No le era complicado saber que, una enorme avalancha de nieve, se acercaba para cubrirlo todo de frío y blanco.

Tragó saliva y los alaridos retumbaron en sus oídos.

El oír como torturaban personas era pan de cada día. Había nacido oyendo esos gritos, los ruegos, las súplicas. Ahora todo lo notó diferente.

Su corazón no le permitió solo ignorarlo como veces anteriores. Todo fue más intenso.

—Mika, hora de irnos.

Al escuchar a su padre hablar, asintió.

Comenzó a caminar sin mucha demora y sabía que sus hermanos tampoco se iban a quedar mucho tiempo ahí. Debían irse rápido en otra dirección. Mientras la mujer estuviera con ellos, entonces Slavik iba a estar controlado en todo momento y era lo que querían.

AMOR LETAL [OMEGAVERSE] ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora