AMOR LETAL [OMEGAVERSE] ©

22.

ACTUALIZACIÓN 3/4

Un plan bien elaborado siempre iba a obtener éxito, no obstante, para que el éxito existiera se debían ejecutar muchos movimientos y realizar algunas jugadas para que, los jugadores, pudieran acudir a donde era necesario.

El juego automático siempre iba a ser más sencillo que el juego manual, por ende, debido a que Mika era quien controlaba el juego, debía manejar todo manualmente. El controlar los jugadores no era sencillo, pero se esforzaba es ganar comodines, en obtener tiempo y en ir subiendo de nivel. Debido a eso, mientras más alto era el nivel, también iban aumentando las dificultades.

Siempre iban a estar los obstáculos que debía saltar, esquivar y de los enemigos que debía ocultarse. Sus jugadores eran todos buenos y capacitados, así que, si él lograba controlarlos bien, todos iban a ir realizando sus debidas acciones hasta que ya no hubiera un juego.

Observó por la ventana del hotel donde se encontraba.

Se mantuvo de brazos cruzados y contemplando la ciudad desde arriba. No se veía mucho por la nieve, pero le divertía verla. Justo al frente había un parque y, los niños que ahí estaban jugando y haciendo muñecos de nieve, le parecieron extraños.

Jamás había jugado con alguien. No tenía idea de juegos infantiles, solo de juegos de la muerte. Juegos de estrategias, juegos de supervivencia, nada más que eso.

Nunca había tenido un amigo y no tenía ni la más mínima idea lo tan fabuloso que podía ser un simple juego como "las escondidas".

Soltó un suspiro porque no faltaba mucho.

Estaba duchado, limpio, bien vestido y más. No miró a la cámara que estaba en la esquina. Nunca lo hacía y nunca le importaba mucho que sus hermanos estuvieran viendo todo lo que otros tipos le hacían. Y pensaba en que no iba a volver a ocurrir. Que no iba a tener que estar con nadie más, pero era lo que era.

Se trataba de un obstáculo más. De una jugada más. De una partida más y no pensaba perder. La iba a ganar igual que todas las demás.

No le cabía duda de que Slavik iba a llegar.

Había usado una carta muy buena como para que no fuera a acudir a su encuentro. Ya tenía pensado que, al momento en que fuera a entrar, iba a caer de inmediato. Había estado liberando sus feromonas todo el tiempo. Necesitaba que, a penas diera un paso dentro, su mente se nublara.

Creía que el albino podía caer tan fácil como cualquier otro Alfa insignificante. Creía que, solo por sus feromonas, lo iba a tener a sus pies, no obstante, eso era un tanto arduo.

Tragó saliva y avanzó hasta la cama para sentarse. Intentó ordenar su cabello, verse bonito, dulce, pero también atractivo.

No estaba feliz, así que solo le quedaba fingir serlo. Debía mostrar ante la cámara lo bueno que era. Inspiró profundo y cerró sus ojos por unos segundos. Se mantuvo así, inhalando y exhalando varias veces. Entonces, pudo escuchar los pasos y abrió sus ojos.