AMOR LETAL [OMEGAVERSE] ©

41.

ACTUALIZACIÓN 2/2

—Vaya, vaya, vaya, vaya, vaya, que linda visita es esta. Por cierto, ¿por dónde anduviste? Pareces que te moriste y reviviste —comentó Erkan mirándolo.

—No preguntes.

—Cuando me dijiste que querías las bombas más potentes nunca pensé que era para desaparecer todo lo que veías. De igual forma, no sé por qué me sorprendió. Hey, hola, Mika.

—Hola, Erkan —comentó dando unos pasos dentro.

—Sí, esa mierda ahora no interesa. Vengo por armas.

—Claro, no hay problema.

Comenzaron a caminar sin mucha tardanza. Mika ya se conocía el camino, así que no necesitó alguna indicación, solo fue avanzando sin mirar a ningún lado. Ya había estado muchas veces ahí con Prasko, debido a que él se encargaba siempre de comprar armas y obtener las mejores.

Erkan, luego de ingresar la contraseña, siguieron caminando.

Slavik ya tenían en mente lo que deseaba, sus gustos siempre eran claros, pero también pensó en algunas armas que fueran más pequeñas y sencillas de manejar.

—¿Quieres algo nuevo o algo viejo?

—Quiero lo mismo de siempre, solo que un poco más actualizado. Una versión más reciente. Y también muchas municiones.

—Sí, supongo que sí. Ya me llegaron los rumores de las mierdas que están ocurriendo. No se viene sencillo. ¿Encontraste a tu mamá o sigues llorando por ella? —se burló.

—Te voy a permitir que digas eso solo una vez y sí, él sabe dónde está —contó tomando un metralleta para observarla. Era un tanto pesada, pero con un modelo bastante llamativo.

—¿Por qué crees que Mika en realidad lo sabe?

—Porque le creo.

Siguieron observando más armas hasta que llegaron a otras. Asintió al ir oyendo unas breves descripciones. Eran más pequeñas y bastante sencillas de recargar.

—Mika, ¿cuál de estas armas te gusta? Puedes llevarte la que quieras.

El otro se acercó un poco para observar lo que estaba sobre la mesa. Todas le provocaron asco porque no eran su estilo para nada. Pestañeó un par de veces para tomar una y tenía el tamaño como para que fuera ocupada por un niño de doce años.

—Y allí hay una lanza granadas —indicó Erkan.

De inmediato se dirigió a donde estaba.

—No creo que esa sea muy adecuada para ti. Es grande y pesada y te puedes...

Dejó de hablar al ver como la tomaba. Le daba la idea de que, simplemente, era de juguete.

—¿Esta tiene granadas de humo o gas? —preguntó el Omega un tanto curioso.