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ACTUALIZACIÓN 3/4

Un mes después...

—No, cariño, debes hacerlo de esta manera. ¿Te has quemado mucho?

—No, estoy bien —respondió Mika metiendo su mano bajo el agua.

—Hay que tener cuidado con el aceite caliente y siempre echar las cosas con calma para evitar que salte. Hazlo así —explicó la mamá de Slavik con la misma amabilidad de siempre.

Asintió para hacerlo de nuevo. Estaban preparando unos filetes. No era bueno en la cocina. Durante años se había especializado en matar, no en cocinar algo. La cocina era un lugar bastante ajeno a lo que él estaba acostumbrado, pero quiso esforzarse en cocinar algo bueno.

Era abril.

El invierno había terminado y la primavera ya había comenzado en marzo dándole fin al invierno. Y le daba alegría. Por primera vez iba a vivir una primavera hermosa, disfrutando de sus colores. Deseaba poder salir a caminar por un prado de flores.

—Debes agregarle un poco de orégano. Quedará todo muy sabroso. No olvides las galletas de vainilla.

Al oír eso, se movió rápido al horno. Sonrió porque se veía que iban a quedar bonitas y más por tener forma de corazón.

Quería que fueran especiales porque era el cumpleaños de Slavik.

Y, en cinco días más, se casaban.

Estaba emocionado por eso también. Mañana iba a ir con Prasko y su Omega para comprarles ropa a ambos y deseaba que se vieran los dos muy bonitos. Estaba hablando más con Kenye y le alegraba la idea de que fueran mejores amigos.

—Todo se ve bien.

—Perfecto. Tu hermano ya debe estar por llegar con el pastel.

Y confió en que Prasko iba a llegar con el pastel intacto. Aunque lo imaginaba echándole un poco de tierra e incluso saliva, pero no. Sabía que no iba a llegar a eso, aunque Slavik si era capaz.

Se mantuvo pensativo porque le parecía extraño.

Jamás había celebrado un cumpleaños. No tenía idea de lo que era un pastel. Y le alegraba que todo fuera para el Alfa. De cierto modo, quería ser un buen Omega. Si le daba un regalo como todo lo que estaba preparando, asumió que le iba a gustar todo. También quería ducharse antes de que llegue y ponerse ropa bonita.

La que el albino le compraba siempre era demasiado perfecta, suave y delicada que nunca creyó que su cuerpo iba a ser digno de utilizarla, sin embargo; las cosas iban cambiando.

Su mente estaba sanando, su cuerpo también.

Le gustaba ir con el psicólogo, hablar con él. A pesar de que sabía que a Slavik le podía contar lo que fuera, hablando con él le daba otra sensación de liberación. Aunque a veces lloraba, siempre salía con una mejor sensación en el pecho.

Y era una buena sensación que deseaba seguir teniendo por mucho tiempo.

—Estos filetes ya están casi listos, yo me encargo, cariño.

—¿Está segura? No quiero que se vaya a quemar.

La mujer sonrió.

—No te preocupes, si puedo con mi hijo, entonces puedo con cualquier cosa.

Asintió para subir las escaleras rápidamente.

Ya iban casi dos meses de todo lo ocurrido. En ocasiones, despertaba pensando en qué todo seguía igual. En otras, despertaba creyendo que todo había sido una pesadilla. Otras veces, despertaba asustado, pero siempre estaba ahí el Alfa.

AMOR LETAL [OMEGAVERSE] ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora