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ACTUALIZACIÓN 2/4

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ACTUALIZACIÓN 2/4

—Esta zona es nuestra. Vamos a tener que reclamarla. Los límites se establecen justo donde comienzan los árboles, luego de eso, todo es nuestro.

Mika fue escuchando lo que hablaba su padre con otro tipo. Nunca hablaba en ningún asunto que no fuera necesario. Se limitaba a estar sentado ahí, mirando a la nada y pensando en cualquier cosa, a excepción de que estaba ahí.

Le gustaba imaginarse que estaba en un lugar tranquilo, bonito y cómodo, no casi metido en una cueva donde la luz del día la observaba en muy pocas ocasiones.

No podía salir libremente, su padre se lo permitía solo cuando era necesario, solo cuando tenía una misión, solo cuando su cuerpo o habilidades eran necesarias. Sabía que su padre siempre lo tenía a su lado para controlarlo y siempre tener un as bajo la manga. Si, hipotéticamente, a sus hermanos algo les ocurría, entonces su padre lo iba a tener a él.

Se mantuvo sentado de manera despreocupada en la silla, jugando con un cuchillo en sus manos.

Estaba aburrido, el mirar alrededor no le daba nada de alegría porque no había nada bueno. En una parte estaba su padre, en otro había una cantidad de sus hombres que nunca lo dejaban solo, en la otra esquina estaban sus hermanos sentados y luego estaban los demás.

—¿Esos no son los limites que se establecieron luego de la pelea de las mafias de China?

—Sí, efectivamente. En esa lucha, esa mafia perdió y los límites los establecieron de acuerdo al ganador, las fábricas que están ahí se deben eliminar y las personas matarlas.

—¿Qué más hay que hacer debido a eso?

El padre de Mika fue hablando y explicando muchas cosas. Estaba reunidos con tres hombres, a parte de sus tres hijos.

Y él era conocido por su frialdad ante muchas cosas. Todos creían que, cuando niño, había realizado muchas cosas que se podían categorizar como inhumanas. Nadie se atrevía a hablar si él no lo permitía y sus reglas siempre debían ser respetadas.

Era un hombre de más de cincuenta años. Su cabello estaba un poco canoso ya y su barba siempre tenía un corte perfecto. No obstante, a pesar de su edad, todos lo escuchaban y obedecían porque, a pesar de que estaba viejo, podía matar a quien fuera.

—El dueño de aquella fábrica se llama Red. Es un tipo insignificante que no tiene idea de la vida —contó y una imagen del hombre se presentó en una pantalla —. No tiene esposa ni hijos, sus padres están muertos, pero alguien le ha estado pagando para que cree aquello.

—Pero solo es una fábrica.

—No, es una fábrica de explosivos. Muchos explosivos que son muy potentes. Una pequeña bomba puede destruir innumerables cosas.

—¿Qué es lo que piensas?

—Encontrar a Red y hacer que diga quien es su jefe.

—¿Quién va a hacer eso? Dudo que sea tan fácil como encontrarlo y que lo diga. Se quedará callado.

AMOR LETAL [OMEGAVERSE] ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora