So It Goes | pt 1 | (primer versión - borrador)

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Christopher.

Apoyo los codos en mis rodillas, cubriéndome la cara con las manos, estoy más allá de estresado, y si, preocupado por Emily.

Sé lo que le puede pasar, y aunque lo expliqué, dudo mucho que hagan algo.

Me pasó la mano por el cabello, frustrado, la mirada está en mis botas, y... Siento un calor a lado.

Volteo, frunciendo el ceño.

—Hola —murmura bajito.

¿Y está que?

—¿Que quieres? —siseo.

Se encoge de hombros, volteando a verme.

Joder.

Tiene los ojos más preciosos que he visto nunca. Azules, casi tan profundos como el mar, además de las facciones perfectas.

—Vi a un pobre hombre solitario y pensé que quizá necesitaba compañía, además —señala con el mentón al frente—. No quiero estar con ellos. Creo que es la cuarta vez que hablo y me ignoraron. Mejor estar con alguien que no conozco que me va a ignorar igual, a estar con esos que dicen ser mis amigos y se pasan por el arco del triunfo mis opiniones.

—No necesito compañía. Y estoy seguro que sabes quién soy, ¿Quieres información?, No la vas a obtener.

Se vuelve a encoger de hombros.

—Si soy chismosa, me gusta saber de todo, pero no tienes pinta de estar completamente bien, así que, no, está vez no busco información, puedes quedarte callado de nuevo, mirando al piso como si fueras a encontrar las respuestas a tus problemas, pero al menos no lo harás en la soledad —sonríe y parece que ilumina toda la puta central.

—Me gusta mi soledad.

—Que te guste no significa que debas estar solo en todo momento. Yo no tengo nada importante que hacer, así que, puedo regalarte mis horas de silencio, no tienes que estar solo ahora, es más, si quieres, te presto mi hombro para que te apoyes y pienses en lo que tengas que pensar —se arrima hasta que si pierna toca la mía.

La observó con una ceja enarcada. Y por alguna razón... Cedo.

Suspiro, haciendo lo que dijo, mi mente me recuerda todas las consecuencias de lo que hice. Mi regreso no significan cosas buenas, sé que Alex está en esa sala abogando por mi, aunque no se lo haya pedido, pero aún así, no saldré bien parado.

En algún momento, ella pone su mano sobre la mía en mi pierna, haciendo caricias con la yema del pulgar sobre las heridas en mis manos, lo que me distrae. ¿Que hace?

—¿Ya te revisaron tus heridas? —murmura en un tono mínimo, como si dudará entre hablar o no.

—No. Los criminales que hicieron lo que yo, no son prioridad para el consejo, así que me mandaron a sentarme aquí y con todo lo que hice, no me queda más que seguir órdenes de momento.

—¿Te dirán algo si te mueves?

Sacudo la cabeza. Me dijeron que mantuviera las narices alejadas de todo, pero no me dijeron que no me moviera.

—No te estoy haciendo una propuesta, que quede claro —se levanta, tirando de mi mano. Frunzo el ceño una vez más.

Camino a su par, llegando a la torre de dormitorios femeninos, ella sigue derecho, ignorando a la administradora, subimos varias escaleras hasta que ella se detiene en un piso y avanza hasta el final del pasillo, abre la puerta, haciéndome entrar sin dejarme protestar.

—Sientate en la cama.

—¿Para que?

—Sientate en la cama —repite más seria. Otra vez, por alguna extraña razón, obedezco.

One Shots ChrischelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora