One Shots Chrischel

Múltiple One Shot: ¿y si hubiera sido así? pt. 9 y final.

Christopher.

Abro la puerta de mi habitación para ver a mi mujer dormida con el par de demonios a un lado, los tres demasiado dormidos.

Owen ha mejorado mucho y es por eso que ya no utiliza el oxígeno, pero igual siempre hay un inhalador cerca por si las dudas. Uno que Reece fabricó.

Respiro hondo antes de moverme a llevarlos a su habitación, me jode que los traiga a dormir aquí como si no tuvieran su propio sitio. Solo faltó que invitará a la fracasada a dormir en mi cama.

Tuve que soportar el que la dejará quedarse aquí porque se que de otro modo, ella hubiera pasado todo el año jodiendo con lo mismo y sin superarlo.

Hubo reclamos cuando se tocó el tema de que la entregué, pero al final termino con un: Lo entiendo, pero hoy estoy molesta.

Se fue a la habitación de huéspedes de abajo y ahí es donde me la folle.

Milenka se acomoda contra mi cuando la pego a mi torso. Balbucea no se que y termino detallandola cómo si no lo hiciera todo el tiempo.

Es una chillona, pero aún así... Joder.

La dejo en la cuna amplificada y voy por el hermano. A diferencia de la otra, el protesta cuando lo separó del cuerpo cálido de su madre. Se que no van a pasar más de dos minutos para que ella se despierte, porque la loca parece tener un sexto sentido y siente cuando le quitó a sus hijos cuando está dormida.

Y Owen parece conectar con ella, le gusta pasar todo el tiempo en sus brazos, así que también siente cuando no está en ellos.

Después de un par de minutos, vuelve a dormirse. Salgo de la habitación y lo dejo en su cuna, regreso a mi habitación.

La veo palpar a un lado de ella y después abrir los ojos e incorporarse, ruedo los ojos y me adentro en la misma.

—¿Porque te llevaste a mis hijos? —reprocha cuando me ve.

—Porque no voy a follar ahí con ellos —me acerco.

—Pues no vas a follar con ellos o sin ellos —se vuelve a acostar.

—¿Eso crees, nena? —halo su pie, provocando que ella chille.

Termina frente a mi, bajo hasta quedar a su altura y ella me voltea la cara.

—Lo aseguro —se cruza de brazos—. Hace frío, déjame dormir.

Intenta volver a acostarse, pero no la dejo, la pongo de pie y la pego a mi para que sienta como me tiene.

—¿En serio quieres dormir? —muerdo su cuello y ella jadea, parece que se rinde, pero como si tuviera un momento de revelación, intenta alejarse.

—Déjame —se queja, aunque tampoco lucha lo suficiente para que la suelte.

La pego más a mi, llevándola a la cama, cayendo yo sobre ella.

Voy a sus labios y ella corresponde, aún algo reacia a hacerlo.

—¿En serio creíste que no me iba a follar a mi mujer?

—Calláte si no quieres que me levanté y me vaya a la habitación de los mellizos.

Le doy una sonrisa ladeada.

—Sabes que te iría a buscar y traer.

Bufa, pero pega sus labios a los míos. Quito su pijama, dejándola desnuda. La admiro. Es una mujer bellísima, perfecta. Maldita.

Muerdo sus tetas lo que la hace jadear, mueve las manos a mi camisa hasta sacarla y después va por mis vaqueros. Ambos quedamos desnudos.

—Suéltame —pide y lo hago por el tono que emplea.