One Shots Chrischel

𝑩𝒆𝒈𝒊𝒏 𝑨𝒈𝒂𝒊𝒏 ⌛| pt. 2|

Christopher.

—¿Puedes dejar de joder? —es lo que respondo ante la quinta llamada de Alex.

Todo el día me ha estado jodiendo y jodidamente ya me harto.

—Necesito que vengas a High Garden. Y ya.

Corta la llamada sin dejarme responder. Ruedo los ojos y suelto un bufido.

Bebo lo restante del líquido ambarino en mis manos y empujó a la mujer que se atraviesa frente a mi.

—¿Chris?

—¿Cuando va a estar tu departamento? —mascullo—. Ya no te quiero aquí, así que más vale sea pronto antes de que te saque yo a patadas de mi casa.

—No puedes seguir enojado... Paso hace poco más de un mes...

—Me importa una mierda si pasa un año o no. No vas a dejar de darme asco. No te quiero ver. ¿O es que tu estúpido cerebro no es capaz de procesar esas palabras?

—Como quieras —suelta un bufido—. Estoy intentando hacer las cosas bien ya que vamos a terminar casados, pero si tú quieres vivir en...

—Prefiero cortarme las manos a casarme contigo. Largo.

La empujó, sin importar si se cae o otra mierda. La odio y eso claramente no va a cambiar.

Tomo las llaves de mi auto y voy al elevador, mirando a Marie salir a socorrer a su hija.

Me mira mal, pero no me importa. Me estoy cansando de la presencia de esas dos metidas.

Llegó a casa de Alex en aproximadamente 40 minutos, la verdad lo evito. Últimamente todo el mundo jode mucho y yo solo estoy enfocado en terminar la misión de mierda en la que estoy y largarme un rato a despejarme de todo esto.

Sigo planeando como matar a Antoni y evitar su extradición, y por más que lo pienso, unos ojos azules siempre son la solución.

Pero no soy tan idiota para ir por ella para ponerla frente a él.

Así que probablemente termine saboteando su traslado y lo termine matando de una vez por todas.

Las puertas de High Garden se abren frente a mi, adentro el auto y lo dejo parqueado tras las camionetas en la entrada.

Ignoro a la guardia y voy dentro de la mansión.

—Buenas tardes, señor Morgan. Su padre esta en su despacho, pero dijo que no tardaría mu...

La dejo hablando sola. Otra que no me importa.

Un peso se asienta en mi pecho y hombros apenas pongo un pie en las escaleras. Miro a la barandilla del tercer piso, pero nada.

Sacudo la cabeza, subiendo rápido los escalones hacia el despacho del idiota que se supone es mi padre.

Abro la puerta sin molestarme en tocar.

Joseph Lewis está frente a él.

—¿Que no sabes que es tocar?

—Querías que estuviera aquí, ¿No?, aquí estoy. Habla rápido que tengo afán.

—Ya que está tu hijo aquí, que de una opinión más a esto. Si me da argumentos, te apoyo en presentar el escrito con la petición que quieres hacer.

—No, prefiero que no sepa hasta que sea un hecho.

—¿De que coño hablas?

—Sin que otra persona opine, no pienso hacerlo, Alex, lo siento pero es así. ¿Quien mejor que tu propio hijo para dar su opinión?