One Shots Chrischel

Reescribiendo la historia | pt.10

Christopher.

—No voy a cargarla —protesto, viendo a la mocosa dormida.

—Entonces cubrela, está lloviendo y no quiero que se resfríe.

Bufo, quitándosela de los brazos, ella le coloca una manta encima y entonces bajamos del jet, fuera, ya está Alex con los brazos cruzados, listo para discutir.

Y lo pasaría de largo, pero no puedo con Elizabeth en mis brazos.

—Tengo frío —la escucho murmurar.

Suspiro.

Rachel se quita la chaqueta de piel que le coloca encima, avanzamos hasta la casa y al acceder, Rachel se apresura a quitarle la manta mojada y colocarle un abrigo, besando sus mejillas en el proceso. Está medio dormida aún.

—¿Que mierda está pasando aquí? —eso hace despertar por completo a la niña.

—¡Dijo una palabrota! —se aferra a mis brazos.

Suspiro, levantandola, haciendo que se oculte en mi cuello.

—No está pasando nada que te importe.

—¿Que hacen con esta niña? —sisea.

—¡No soy una está! —se indigna, enfrentándolo—, ¡Me llamo Elizabeth!

—Christopher...

—Y todavía me ignora —bufa, pidiendo ir a los brazos de su madre, quien la sostiene—. Vámonos, no me cayó bien.

—Ahorrate los reproches para más tarde —ruedo los ojos, saco las llaves de mi auto—. Elizabeth, ven.

La mamá la baja y ella viene a mi, sujetandome la mano.

—Papá, tengo hambre —suspiro—, y quiero una hamburguesa con papas.

—¿Alguna otra demanda?

—Agua de sandía —ignora mi sarcasmo—, o un chocolate.

—Me quitaste mi comida, ¿Te crees que te mereces que te compre algo?

Asiente, convencida.

—Tu empezaste.

—¿Empecé que?

Sacude la mano.

—Como sea, vámonos... Ese señor dijo una grosería, ¡Y me ignoro!, Así que no quiero estar cerca de él, porque, o sea, ¿Cómo se le ocurre ignorarme?, A mi nadie me ignora.

Joder, está niña está demasiado mimada.

—Eli...

—No se van a ir de aquí hasta que me digan que graciosada es esta —otra vez Alex—. ¡Están en una guerra!, A ti te quieren muerto y a ti la mafia de regreso, ¿Y se les ocurre tener una hija?, ¡¿En qué maldita cabeza cabe?!

Levanto a mi hija.

—No es tu asunto. Es nuestra vida y nosotros decidimos que hacer con ella.

Va por Rachel.

—Tu firmaste un papel, uno donde le dabas a la FEMF el derecho de hacer con tu vida cualquier cosa. Así que tú no decides que hacer con ella.

Rachel se pone firme, pero a la defensiva, me hace un gesto para que me aleje un poco. Cosa que hago por Elizabeth.

—Ministro, no es que haya tenido mucha elección. Estuve embarazada desde dos meses antes de que me secuestraran y drogaran. Cuando supe que lo estaba ya tenía seis meses de embarazo, así que acabar con el era riesgoso para mí también. Su hijo me encontró y cuando vio mi estado me llevo con el. Porque el si se preocupo porque no me muriera en el proceso.