𝑩𝒆𝒈𝒊𝒏 𝑨𝒈𝒂𝒊𝒏 ⌛| pt. 3|

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Omnisciente.

La multitud y varios reporteros luchan por acceder al edificio penal con tal de alcanzar un buen puesto para ser testigos del juicio de, probablemente, la década.

El edificio penal londinense es una torre de veinte pisos, el área está llena de soldados encubiertos y las azoteas, de francotiradores camuflados.

Todo el perímetro está custodiado, varias calles fueron cerradas y los únicos que pueden pasar son los que tienen el acceso permitido. Los soldados están tensos, no saben que pasa y tampoco están seguros de querer estar ahí.

Fuera se desarrolla una escena más de "La mujer del coronel". El hombre ha desmentido los rumores de su supuesta relación y el ministro ha respaldado sus palabras, sin embargo, la castaña se niega a dejar de ser protagonista. Necesita hacerse un hueco en el mundo mediático, no pretende dejar al coronel pronto y sus presentaciones, dónde a pesar de no mencionar la relacion, se encarga de alimentar los rumores de forma inocente.

Con simples palabras que la conectan con el hombre.

Es obvio que alguien está cavando su propia tumba.

Al Coronel se le agota la paciencia. No sabe porque coño reabrieron el caso, pero está esperando que sea algo que le ponga un alto al mafioso que sueña con despedazar.

El Ministro y Olimpia Muller se muestran tranquilos, lo que levanta sospecha en el coronel. Claro, tiene un caso armado, de otra forma no se hubiera aceptado la apelación al caso.

Christopher unio puntos, Alex Morgan no buscaba la reforma de la ley solo por qué quisiera cambiar algo antes de su descenso. Tienen un plan bien armado y la reforma de esa ley tiene mucho que ver.

Sin embargo, no sabe nada.

Jodidamente nada.

Y eso le estresa. Detesta ser el ignorante en la situación

Simon estaciona su Jeep y Parker su Range Rover mientras Patrick activa la alarma de su auto cuando sale con Alexa de él. El siguiente en llegar es Bratt con Meredith, seguido de Laila, Brenda y Angela. Luisa desciende del auto de su marido.

La esposa del capitan Miller no está feliz. Su embarazo es algo notorio, al igual que el como la ropa ya no le queda. Recibe el brazo de su marido, sin embargo, no lo mira a la cara. No han abierto la sala todavía y, por ello, la antesala está llena de soldados y miembros importantes del comando.

Patrick revuelve el café que Christopher le quita cuando pasa por su lado.

—¿Te apetece un bocadillo? —le pregunta el capitán cargado de ironía.

—Sí —contesta el coronel con descaro.

—¿Qué tal va tu relación con Gema? —parece que se burla de él.

—¿Qué tal va tu mano? —responde de regreso y con sarcasmo—, ¿Ya está bien o te la rompo de nuevo?

—No seas payaso, Christopher —se indigna—. Nunca me has roto la mano.

—Estoy a nada —se apoya en una barandilla—. Voy a terminar metiéndole un tiro si sigue así.

El hombre sacude la cabeza, suspirando.

—¿Crees que la reforma de la Ley de Defensa tenga algo que ver con la apelación del juicio?

Chasquea la lengua.

—Pues si. No hubiera jodido tanto si no supiera para que la iba a aplicar.

—Terminaron fallando a favor de Antoni en su primer juicio por falta de pruebas, ¿No te interesa saber de dónde sacaron las otras para poderlo apelar?

One Shots ChrischelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora