So It Goes | pt 2 | (primer versión - borrador)

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Rachel.

Me llevo las manos a la cabeza, sofocada de tanto grito, joder, ¿No me puede dejar en paz ni un día?, ¿No me puede abrazar simplemente como cualquier madre normal en el mundo?

—¡Te estoy hablando!

Me tiembla la mandíbula cuando elevó la cara.

—Y yo escuchando —mascullo entre dientes—. No voy a regresar a tu casa.

—No te vas a quedar a vivir aquí...

—Rachel, tu madre...

—Llevan literalmente 5 minutos aquí y ya me están reprochando —retrocedo—. No los quiero aquí, ustedes solo me quieren para casarme con él idiota ese que...

—Cuida esa boca, señorita.

—¡Que tu esposa cuide la suya! —estallo—. Si tanto te gusta Bratt cásate tu con él, yo no lo quiero cerca.

—No me levantes la voz —me reprende—. Te vas a ir con nosotros en este maldito momento, te vas a reunir con Bratt, le vas a pedir perdón por salir corriendo y volveremos a planificar la boda para que está vez todo salga bien.

—Ya te dije que no voy a regresar con Bratt, no le voy a pedir perdón por qué estaba en todo mi maldito derecho de salir corriendo y no van a planificar una boda a mi nombre. Y no, no voy a regre...

Una bofetada me lleva la cara a la pared, me doy un golpe contra la misma, me llevo la mano a la mejilla, con la boca llena de sangre y la misma saliendo de alguna herida que seguro me hago contra la pared, por qué siento el maldito ardor.

¿En qué momento mi madre se volvió así?, Hasta apenas hace tres meses nunca me había puesto una mano encima, y todo fue mal cuando le dije que no me iba a casar con su queridísimo partido perfecto. Su queridísimo partido perfecto casi me viola y no me creen.

—¡Te dije que vienes con nosotros!, Tu padre se va a encargar de que te trasladen de nuevo a Phoenix, y fin del teatro.

Regreso la cara, acumulando la sangre en mi boca, escupo, la sangre mancha su pulcro vestido azul.

—Me importa una mierda si me llenas la cara de moretones, si me matas a golpes, ya te dije que no voy a ir contigo. Si me trasladan, me doy de baja, pero de aquí no me mueven.

El segundo golpe llega, el tercero lo intenta, pero mi mano alcanza a sujetar la suya antes de que toque mi cara de nuevo.

—No los quiero cerca de mi —me trago el sollozo—. En mi habitación hay cámaras, hay una en la pecera, otra la computadora y una más sobre el televisor. Así que, acabo de conseguir pruebas para conseguir una orden de restricción. No me obligues a usarlas para que te metan a la cárcel, Luciana.

Tensa la mandíbula, las ganas de soltarme otra bofetada son obvias, pero al final, sacude su cabello, toma a Rick del brazo y salen de la habitación, dejándome en la oscuridad cuando cierran la puerta.

Sollozo, cubriéndome el rostro con las manos, mi cara arde, al igual que cierta parte en mi cabeza, pero no hago nada de momento. Solo quiero llorar.

Me pegó a la cama, ocultandome de mis propios miedos... Y es que, me quedé sola.

Mis únicos dos amigos se quedaron en Phoenix, así que, es una razón más para llorar. Ya no tengo papás y mis únicos dos amigos no están, los amigos que hice aquí literalmente me empujan a un lado, haciéndome ver qué no, no soy su amiga en realidad...

Arde... Escocé...

—¿Rachel? —unos golpes en la puerta me hacen dar un respingo.

Reconozco la voz, más no quiero que me vea así, por lo que me tapo la boca para que no se escuchen mis lamentos en voz baja, hundo el rostro en el abrazo que hago en mis rodillas y me quedo completamente quieta.

One Shots ChrischelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora