Capítulo 10

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Cuando llamaron a la puerta, Cristal esperaba que no fuera uno de sus hermanos buscando sermonearla otra vez. En cuanto había llegado a casa se habían lanzado sobre ella como dos buitres.

Sobre todo, Simón, pero al menos había sido lo suficientemente considerado como para no ponerla en evidencia frente a sus padres.

Laura le había obligado a prometer que no volvería a escaparse de clases y, en privado, le había pedido que le contara por qué lo había hecho. Cristal le contaría todo y le pediría consejo. Le debía eso.

Sin embargo, a Simón no quería verlo. Había sido muy duro con ella.

—¿Puedo pasar? —escuchó la voz de su hermana. Se relajó al instante.

—Pasa, Lau —accedió sin dudar.

Laura estaba ya en pijama con su largo y liso cabello oscuro suelto, lista para irse a la cama.

—¿Te molesto? —preguntó al verle acostada ya.

—No, te estaba esperando.

—Me alivia oírlo, porque realmente quiero saber qué fue lo que pasó hoy.

Cristal le hizo espacio en la cama y su hermana mayor se acostó a su lado, apoyando la cabeza en su hombro empezó.

—Tuve un altercado en la mañana con Aldana —espetó bajito—. Ofendió a un compañero y me enfadé con ella.

—Es la primera vez que me entero de que discuten —Laura acarició los rubios cabellos de su hermanita como cuando era pequeña.

—Porque nunca había pasado antes.

—Debió ser algo muy cruel para que reaccionaras así.

—Se burló de Beltrán —Laura no sabía quién era, no obstante, la pasión con la que Cristal habló de él le dio una idea sobre lo importante que era ese chico para ella. Sonrió con ternura—. Él no hizo nada para provocarla y le hizo daño con sus palabras. La enfrenté y... —se llevó las manos a la cara.

—¿Qué pasó? —le ánimo.

—Pasó algo extraño... —recordando lo acontecido se avergonzó—. Me dijo que me amaba y me besó.

Laura ahogó un gemido de sorpresa. No esperaba algo como eso.

—Cielos, jamás hubiera imaginado que Aldana estuviera enamorada de ti.

—Tampoco yo. Me sentí muy mal y le pedí a Beltrán que me acompañara porque no quería estar sola —le confidenció. Laura se separó ligeramente de su hermana y le miró alzando una ceja.

—¿El mismo chico del que Aldana se había burlado?

—Sí, es mi amigo.

—¿Segura que solo es tu amigo? —Cristal sintió las mejillas arder.

—¿Por qué me preguntas eso?

—Porque Aldana quizás lo ofendió por celos —Laura le explicó dulcemente a su hermana—. Celos por ti y tu relación con ese chico.

Cristal negó con la cabeza enérgicamente.

—Solo somos amigos —porfió. Laura la conocía de sobra y nunca la había visto así de nerviosa por alguno de sus amigos.

Le parecía adorable y se alegraba por Cristal, su hermana siempre se había postergado y puesto en segundo plano. Tal vez su hermanita estaba experimentado su primer amor.

Esperaba que su relación con ese chico fuera bien y que él le correspondiera. Cristal merecía ser feliz.

Rato después, la mayor se retiró de la habitación dejando dormida a la joven fugitiva. La pobre había tenido un día muy largo y estaba agotada.

El día que me quierasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora