Capítulo 36

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Cristal recibió un correo de su universidad y se le iluminó el rostro. Le acababan de confirmar la fecha de su titulación.

Por aspectos burocráticos se retrasaría hasta mediados de verano. De todos modos, esos dos meses pasarían volando y se tomaría un merecido descanso durante ese tiempo sin preocuparse más de la universidad.

Estaba emocionada por la perspectiva de entrar al campo laboral y su amiga Carla estaba igualmente eufórica por lo que le habló para salir a celebrar.

Acordaron ir a un bar a tomar unas copas, todo tranquilo porque era jueves y Andrés acababa de aprobar su último examen ese día. Doble motivo para festejar.

Dudó en llamar a Pablo para invitarlo, pero creyó que sería muy descortés de su parte no hacerlo y terminó considerando que era correcto. Para su alivio él declinó.

Serían solo ellos tres.

Al menos eso pensaba hasta que al llegar se encontró con Beltrán sentado a la mesa con una copa en la mano. Su sonrisa murió en sus labios, pero no por verlo, sino porque vestía muy simple creyendo que solo pasaría el rato con sus amigos.

Detuvo sus pasos al darse cuenta de que estaba pensando en él como si fuera importante su opinión.

—¡Cristal! —llamó Carla, la muy sinvergüenza no mostraba ni un poco de remordimiento— ¡Te esperábamos!

La joven se debatió si sentarse en el único asiento disponible, el que estaba al lado de Beltrán o darse media vuelta y largarse.

Él le miró y tuvo la deferencia de mostrarse avergonzado, disfrutó de verlo abochornado después de cómo se habían despedido la última vez que se habían encontrado.

Se sentó con toda dignidad y su amiga puso una copa llena frente a ella.

—Hola —saludó sin mirarlo. Beltrán sonrió con ternura ante su demostración de orgullo—. Me enteré de que aprobaste tu examen, Andrés, felicidades.

—Gracias, Cris.

—¡Deberíamos anotar este día en el calendario! —exclamó Carla y besó a su novio en la mejilla—. Te amo, chico listo.

Cristal sonrió y Beltrán la miró pasando saliva sonoramente por su garganta y carraspeando después. Ser testigo de una demostración de amor como aquella, le llenó anhelo.

—Oficialmente estamos todos egresados a la espera de nuestra titulación —espetó Andrés. Cristal se mordió la lengua para no preguntarle a su antiguo amigo sobre su situación, pero terminó fallando estrepitosamente.

—¿También tú? —preguntó desafiándolo con la mirada.

—Solo me falta la ceremonia. No hay fecha aún, pero ya he aprobado todas mis materias.

—Beltrán es ingeniero civil —informó Carla.

—Vaya, aunque no me sorprende porque siempre fuiste bueno con los números —dijo Cristal más relajada. El recuerdo llegó solo y fue natural mencionarlo.

—Me gustan —aceptó él, pero la miró fijamente al decirlo y sus mejillas ardieron. Hablaba de números, entonces ¿por qué se alteraba? No había lógica.

—¿Y cuáles son tus planes para el futuro? —le preguntó Andrés. Beltrán, con seguridad detalló lo que pensaba hacer.

—En un principio pensaba postular a una empresa que me recomendaron, pero estoy replanteándome el tema. Me gustaría quedarme por aquí un tiempo —Carla alzó las cejas y le pegó un codazo suave a su novio—. Tomarme un descanso me vendría bien.

El día que me quierasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora