Carla se apretaba el vientre mientras se revolcaba de risa en su cama. Cristal le miraba con profundo rencor de pie frente a ella.
—¿Podrías calmarte? —preguntó enojada. Su amiga seguía riendo.
—No —estalló otra vez—. Es que estás loca, Cris, en serio.
—No le veo la gracia —se quejó inflando las mejillas.
—Yo sí —seguía la castaña— ¿Ibas a arreglar las cosas para mantener, en tus palabras, una relación cordial y le disparaste que seguías molesta con él?
—Porque es verdad.
—Pero con eso no arreglaste nada, tonta —continuó—. Es más, acabas de abrir una puerta que si él quisiera atravesar no le costaría ni un poco.
La rubia le tiró una almohada a la cara.
—Me voy —dictaminó dándose la vuelta.
—Te vas porque sabes que tengo la razón —canturreó la otra. Cristal se giró hacia ella y la encaró.
—¡Me voy porque me llamas solo para reírte de mí!
—Te llamé porque te echaba de menos —espetó sentándose en la cama y mirándola con un puchero en los labios. Logró ablandar a su amiga.
—¿Tienes helado? —preguntó y Carla asintió enérgicamente.
—Un litro completo de tus sabores favoritos esperando por ti en mi heladera.
☆☆☆
Sentado frente a su ordenador, el menor de los Brunetti López no esperaba a nadie. Nada podría romper su paz un jueves por la tarde.
Estaba por empezar una partida en el juego online que lo tenía enganchado y del que estaba a nada de subir de nivel, cuando se abrió la puerta y un terremoto de rizos castaños irrumpió en su cuarto.
—¡Benjamín! —gritó el ser con quien había compartido ocho meses y medio en el vientre de su madre—. No me vas a creer a quién conocí hoy.
Suspirando soltó sus audífonos y giró su silla en dirección a Nicolás.
—¿Es importante?
—Hombre, sí. Tú sabes que no te molestaría de no ser el caso —en cuanto dijo aquello, el mismo se rio porque, la verdad fuese dicha, molestar a su hermano mellizo era una de sus actividades favoritas—. En fin, necesito un favor.
—Me debes muchos favores —susurró el pequeño de la familia.
—Este no es para mí, es para Cristal —la mención de su hermana logró que Benjamín alzara la cabeza y prestara especial atención a lo que le decía— ¿Te acuerdas de que hace años escuchaste a Lau y a Cris hablar de un tal Beltrán, pero cuando les preguntaste quién era no te quisieron decir nada?
—Lo recuerdo, Simón se enojó con nosotros por insistir con el tema.
—Bueno, lo conocí hoy. Cristal se reunió con él en un café —Benjamín sabía que sus hermanos habían salido juntos a comprar ropa. Era la única actividad en la que no lo incluían porque se aburría horrores—. Por cierto, toma. Te compré un regalito —le lanzó un paquete que él atrapó en el aire—. Es una camisa como las que te gustan, pero con más estilo.
—Gracias —al abrir la bolsa se sorprendió gratamente por la elección de su hermano. Él mismo la hubiera escogido de haberla visto.
—De nada, luego te las pruebas. Ahora me vas a escuchar —Nicolás se puso frente a él mirándolo con seriedad—. Creo haber resuelto el misterio.
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El día que me quieras
Romantizm¿Cómo añorar lo que nunca se ha tenido? Si él nunca ha conocido el amor ¿por qué de pronto tiene ojos solo para ella? Cristal siempre ha tenido todo lo que ha deseado. Su vida transcurre sin sobresaltos entre el colegio, sus amigos y su amorosa fam...