Capítulo 55

38 2 0
                                    

—Por fin tenemos tiempo para ponernos al corriente tú y yo —Carla, con una copa de helado sobre la mesa, le guiñó un ojo a Cristal—. No te imaginas quien me habló anoche.

—Ni idea ¿Quién?

—Aldana —respondió risueña—. Me sorprendí porque nunca fuimos particularmente cercanas.

—No me lo puedo creer —la rubia abrió mucho los ojos— ¿Qué te dijo?

—Me contó que está en Ámsterdam con su novia y que no planea volver a corto plazo. Me dijo que estaba muy feliz.

—Es extraordinario —se alegró de corazón—. Se lo merece.

Para Cristal fue agradable oír que su antigua mejor amiga estaba bien. Lo que había ocurrido en el pasado no cambiaba el hecho que habían sido amigas por casi doce años. Le deseaba lo mejor en su vida y que fuese libre de vivir una historia de amor con quien la hiciera feliz.

Hablaron un poco sobre algunos excompañeros del colegio. Paulina, la amiga de Carla, era un imán para el chisme y cada vez que le llegaba alguna noticia, se la decía.

—Por cierto, date por enterada que Pauli debe haberle dicho a todo quien quisiera escuchar que estás de novia con Beltru —informó orgullosa—. Yo misma se lo confirmé.

Cristal chasqueó la lengua.

—¿Y me lo dices así nada más?

—Me lo preguntó directamente y yo no sé mentir. Además, ya están juntos oficialmente después de tantas vueltas e inseguridades ¿no te parece que lo lógico es gritarlo al mundo? Hasta lo has presentado a tu familia.

—¿Como tú con Andrés?

—Menos exagerado —concedió Carla con un suspiro—. Hablando de él, creo que me pedirá matrimonio —soltó indiferente. Cristal, que tenía helado en la boca, se atragantó—. Ay, no quería matarte.

—¡Nombra a una persona, aparte de ti, que sería capaz de soltar una información como esa sin inmutarse!

—Es que no estoy segura de que lo vaya a hacer. Solo lo estoy suponiendo —aclaró, meditó un segundo y le comentó su principal motivo de sospecha—. Lo descubrí sacando uno de mis anillos a hurtadillas ¿para qué más podría querer un anillo mío a no ser que quiera la medida exacta de mi dedo?

—No se me ocurre otra cosa —reflexionó dándole la razón— ¿Qué le vas a responder si te lo pide?

—Que sí —dijo sin dudar un segundo—. Definitivamente me casaría con él si me lo pidiera.

Los ojos de Carla brillaban de ilusión. Era palpable su felicidad ante la idea de casarse con Andrés.

Cristal esperaba que resultara ser verdad. Sus amigos estaban muy enamorados y vivían juntos desde hacía años, por lo que un compromiso a largo plazo no resultaba descabellado en absoluto.

—¿Formaré parte de la comitiva de damas de honor? —preguntó divertida. Carla le dirigió una mirada seria.

—Tú serás mi dama de honor principal, Cris.

—¿Estás insinuando que yo soy tu mejor amiga o algo por el estilo? —le vaciló.

—Qué va —Carla le restó importancia moviendo la mano con desparpajo—. Solo que así te puedo dar ventaja para que agarres mi ramo de novia.

Cristal alzó una ceja y luego negó con la cabeza, riendo.

—Casarme no entra en mis planes inmediatos.

—Me produce cierto alivio que no quieras casarte de aquí a un mes, considerando lo rápido que ha ido tu relación con Beltrán.

Si le decía que habían hablado de tener hijos juntos, su amiga se iría de espalda. Prefirió guardar esa información para sí misma.

El día que me quierasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora