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–Gracias por aceptar la salida, la pasé muy bien–

–Yo también– La verdad es que si.

–No sé si esto te moleste pero ¿Podría guardar tu número? – Dijo un tanto nerviosa y con miedo a la respuesta que podría darle la japonesa.

–Claro no hay problema – Las dos chicas intercambiaron números.

–Oye de verdad ¿No quieres que te lleve a casa? –Dijo mientras guardaba su celular y miraba la hora en su reloj.

Tuvieron que posponer el salir a otro lugar después del restaurante ya que el padre de Dahyun la había llamado para decirle que debía regresar temprano a casa y como la chica es muy obediente lo hizo, tampoco es que le gustaba estar a las tantas de la hora por las calles y más por unas que todo el mundo sabía que era peligrosa, es por eso que estaba un tanto inconforme con que Momo haya decidido irse sola.

–No, está bien, iré a otro lugar que está cerca–

–Aún así–

–Conozco todos estos rincones mejor que un policía, se de lo que hay que cuidarse, no te preocupes cuando llegue te escribo va–

–Está bien, de verdad escríbeme porque me preocupo mucho–

–Vale–

–Ya llegó mi papá, nos vemos–

A Momo le pareció conocido el auto.

Se despidieron, Momo esperó que se subiera al auto para así irse pero antes de hacerlo vio como la chica corría de nuevo hacía ella, no entendió lo que iba hacer hasta que lo sintió. La coreana le había dado un beso en la mejilla, luego de esto se fue corriendo muy feliz y a la vez tímida.

Vio como se marchó el auto, se quedó segundos quieta con la mano en la mejilla, se había sonrojado, no estaba para nada eso. Salió del trance y comenzó a caminar hasta su casa.

La caminata era tranquila, no se había topado con hombres borrachos, ni ladrones por lo que estaba un poco en paz sino fuera porque un auto la venía siguiendo. No tenía miedo más bien estaba preparada ante cualquier situación por lo que solo esperaba el momento perfecto para contraatacar.

Las calles a pesar de ser temprano estaban muy solitarias, todo el mundo que vivía por esta zona se refugiada de los matones, ladrones o cualquier banda. Eran como murciélagos, les encantan salir de noche.

Se detuvo un momento ya que el semáforo estaba en rojo, el auto seguía ahí un poco más detrás de ella, intentaba buscar la manera de despistarlo pero no lo conseguía tampoco quería llegar a su casa y que este diera con su dirección ya que no sabía quien era.

Cuando el semáforo cambió a verde se adelantó un tanto rápido pero justo en ese momento tuvo un dejavu, casi era atropellada. Ya era la tercera vez que algo así le pasabay dos de ella con la misma persona lo que no sabía es que sería la tercera.

–¡Oye que te pasa! ¡No ves que esta en rojo para ti, casi me chocas– Momo al no ver indicio de la persona se atrevió a golpear el auto. Luego de esto fue hacía la ventana del copiloto esperando a ver a la persona para enfrentarla y vaya sorpresa se llevó.

–No puede ser verdad esto–

–Te podría poner a pagarme por ese golpe pero viendo que ni volviendo a nacer lo podrías pagar mejor lo dejamos así– Dijo la mujer.

–No me digas que vas a llorar por un simple golpecito, además, puedes comprarte otro no se supone que eres rica o sino dile a
tu novio que te regale uno–

Nayeon miró a Momo seriamente no sé sabía cual de las dos odiaba más ese chico.

–Sube al auto–

𝐀𝐦𝐨𝐫 𝐏𝐫𝐨𝐡𝐢𝐛𝐢𝐝𝐨 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora