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Casi las dos de la mañana. Todos dormían rendidamente mientras que alguien desde hace casi una hora no paraba de dar vueltas en su tienda. No podía conciliar el sueño cosa que la tenía mal, cansada de estar acostada sin poder cerrar los ojos decidió mejor salir un rato para ver si así se despejaba la mente y podía recuperar su sueño.

Al salir vio como todos tanto sus amigas como sus alumnos dormían plácidamente pero había algo extraño, faltaba una persona. No tuvo que verificar de quien se trataba ya que sabía de quien se trataba, Nayeon sin hacer mucho ruido se puso a buscar a cierta persona por su alrededor. Era muy tarde y la oscuridad reinaba por todo el lugar añadiendo que hacia un poco de frío, cosa que no ayudaba en nada a la rubia, no le gustaba nada la oscuridad, el frío y menos si estaba en el bosque rodeada de sabrá dios qué.

Llamó varias veces lo bajo a "Momo" pero no tenía respuesta de esta, comenzó a inquietarse, en los últimos días se ha creado cierta  debilidad de preocupación hacia la japonesa. Cada vez que no sabe de la chica siente que su corazón deja de latir al no saber nada por lo que ha crecido las ganas de tenerla suenore en su mente, todo el tiempo.

Casi se rinde al no ver a la chica por ningún lado pero un ruido llamó su atención, se fue acercando lentamente al escucharlo más cerca, al llegar vio a la japonesa sentada en el suelo.

Al dar un paso hacia adelante los recuerdos de cierto día llegó como flashes haciendo que se quedara quieta. Pensó por un momento en retroceder e irse por donde había llegado pero algo le decía que este momento era el preciso para que todas sus dudas desaparecieran de una vez por todas por lo que respiró hondo y se armó de valor y fue hacia donde la menor.

Un poco asustada por lo que diría la pelinegra fue y se sentó a su lado, Nayeon esperaba una respuesta por parte de la menor pero esta no dijo nada, pensó que la estaba ignorando cosa que por un momento se entristeció, al parecer todo seguía igual pensó Im.

Al mirarla de reojo se dio cuenta de que la menor estaba temblando del frío ya que no tenía nada salvo una blusa de tela ligera. Esto hizo que Nayeon sin medir su acto abriera su sábana la cual había traído con ella y en un abrazo arropó a Momo quien no había reaccionado.

–¿Cómo aguantas este frío? Son las 2 de la mañana–Dijo preocupada al sentir su piel fría.

Momo no dijo nada, estaba muy lejos de la realidad pero sentir la piel cálida de Nayeon abrazandola la hizo regresar al presente. Justo en ese momento se rompió a llorar incrementando la preocupación de Im.

–¿Momo estás bien?– Preguntó al sentir como las lágrimas bajaban por su brazo ya que la menor estaba recostada en ella.

La nombrada no dijo nada solo lloraba, intentó varias veces parar pero no podíaestaba en shock.
Nayeon al ver su estado no dijo nada más, se limitó a escucharla y llorar en sus brazos, por alguna razón pensó que esto debía pasar por lo que solo esperó que la menor parara.

Duraron así casi 20 minutos, Momo llorando pesadamente mientras que Nayeon le daba caricias suaves, en uno de esos momentos verla así tan vulnerable hizo que esta también comenzara a llorar.

Después de un rato Momo había parado de llorar, aún seguían juntas salvo que ahora la japonesa descansaba en el cuello de Nayeon.

Había un silencio, no era incómodo más bien era algo que agradecían internamente. Nayeon quería hablar, preguntarle porque lloraba, que había tenido estos días que no decía nada pero no le salían las palabras, pensó que la menor era quien debía dar ese paso y decirlo sin que le preguntaran pero creía que no iba a pasar, pero pasó no como creía pero así sucedió.

–Perdón–Dijo Momo por lo bajo, Nayeon iba a hablar pero la menor la interrumpió–Perdón por haberte gritado aquella noche, perdón por evitarte estos días no merecías ese trato. Es solo que, yo, no he estado bien–

𝐀𝐦𝐨𝐫 𝐏𝐫𝐨𝐡𝐢𝐛𝐢𝐝𝐨 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora