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–¡Nayeon! ¡¿Estás bien?! ¡Nayeon!—Gritó del otro lado Namjoon, acto que hizo que la coreana se apartara de los fuertes brazos de Hirai.

Con torpeza se cayó alarmando más a Namjoon por los estruendos que escuchaba.

–¡Si, estoy bien! —Fue hacía la puerta y abrió.

–¿Pasó algo? —Nam observó con preocupación a la rubia, pensó que algo había pasado ya que recordó que la joven Momo estaba allí—¿Le sucedió algo a la chiquita?

—Si solo fue un pequeño susto, no sabía que estaba allí pensé que la habías llevado al cuarto de huéspedes, pero ya está fue un leve susto —Dijo con los nervios ya ido pero en medio de la conversación a su mente llegó el "Chiquita" ¿Cómo que chiquita? Pensó pero no dijo nada, ya sería demasiado.

—A ok, me asusté por las dos porque la chica se ve que está en mal estado—.

—Si no te preocupes no fue nada, no se cayó ni nada por el estilo más bien la que se cayó fui yo pero nada grave. Ya puedes irte a dormir en paz—.

—Descansa, cualquier cosa no dudes en llamarme—.

—Tranquilo Nam—Se despidieron, Nayeon vio a Namjoon irse y una vez ella sola en la puerta se tensó de nuevo—Por favor que este durmiendo... Dios te pido por favor que... —Habló por lo bajo, cerró la puerta despacio y comenzó a darse la vuelta con la esperanza de no encontrar a Hirai despierta.

Justo cuando iba a darse la vuelta escuchó un quejido cosa que hizo que se girara rápidamente y vio a Momo apretarse del dolor. No dudó ni un segundo y fue hacia ella, recordó sobre las pastillas que tenía que tomar y se la preparó con un vaso de agua y se la dio para que se la tomara.

—Gracias y... Perdón por lo de antes yo... —La menor estaba llena de vergüenza, no sabía porque reaccionaba asi, era como si en ese momento fuera otra persona.

Nayeon no dijo nada, no era que le molestara lo que hizo al contrario le gustó, más de lo que pensaba pero no quería revivir eso de nuevo y menos con compañía en la casa porque no estaba preparada para lo que pudiera suceder.

—No puedes levantarte así, no es bueno para tus heridas ya que no solo tu brazo y tu pierna están en recuperación, sino todo tu cuerpo y no querrás volver al hospital porque yo doctora no soy ni se tratar ni cuidar a un enfermo, tómate la pastilla y duerme, yo también lo haré porque estoy muy cansada—Habló con voz firme como la verdadera Im Nayeon que es y no la que se viene mostrando estas últimas semanas.

Momo se sintió mal por como le habló Im que sin más nada que decir se bebió la pastilla, vio a Nayeon irse al otro lado de la cama toda callada que no quizo molestarla con el que la ayudara a ir al baño. La pelinegra se acostó un poco incómoda, ni siquiera pidió algo para tapar su cuerpo por lo que se intentó dormir así.
















La media noche había caído, Momo no paraba de moverse, entre el frío y las pesadillas que estaba teniendo no ayudaban en nada con su sueño. Varias veces se paró de las cuales solo una fue de la cama y fue con dirección al baño, no quizo despertar a la coreana, ya mucho tenía con el mal momento que ella misma había creado y por el cual la mayor le había hablado de mala forma.

Como pudo pudo ir y volver, ya en la cama volvió acostarse en una posición en que no molestara a Nayeon.
El que esté fuera de su casa, alejada de sus amigos no le estaba haciendo bien. En el momento que supo que iba a estar bajo el cuidaos de Im se sintió contenta pero una vez pisó la casa miles de sentimientos de soledad inundaron su cabeza.

Esos días en los que dormía de mala manera, con el frío chocando muy fuerte con su cuerpo y escuchando los gritos de incomodidad de cualquier persona se hicieron presentes.

𝐀𝐦𝐨𝐫 𝐏𝐫𝐨𝐡𝐢𝐛𝐢𝐝𝐨 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora