12

585 77 2
                                    

Pov Momo

Hasta que por fin me reconoció, pensé que estaba fingiendo demencia ante mi presencia pero por la cara de sorpresa que puso supe que no sabía quien era. He de admitir que tampoco me iba a reconocer de otra manera ya que tenía una sudadera negra, mi cabello negro tapandome la cara y por otro lado no había tanta luz alumbrado las calles.

Quería salir corriendo lo ante posible pero no es como sino quisiese es más bien no puedo y no se porqué. Otra vez me pasó lo que le comenté a jungkook el que tenerla cerca me hacía sentir cosas extrañas.

Nayeon estaba frente a mi arrodillada sin saber que hacer, su silencio me lo confirmaba, sino me hubiese hecho caso nos ahorraríamos este momento.

–Este.... —Sinceramente no sabía que decir todo era tan raro —Nayeon—No respondió—Creo que es mejor irme, es mejor que te vayas ahora antes de que estos vuelvan a despertarse—Me levanté a duras penas pero otra vez sentí mi pierna doler y caí de nuevo.

Maldijo para mi misma, el dolor en la pierna se había intensificando lo cual era algo bastante mal alguien como Hirai quien tiene una vida un tanto ajetreada y a la mínima que se le acumule un problema explota.

–Necesitas ir al hospital no te ves nada bien.

–¿Cuantas veces lo vas a repetir? Ya te dije que estoy bien solo es un calambre—La verdad es que si necesitaba ir al medico a revisarse pero era demasiado terca para hacerle caso a los demás por eso se negaba y mucho más si su maestra Nayeon se lo pedía que era más cuestionable todo.

–Eres demasiado terca Hirai, toma esto como una mi gracias por salvarme—Se miraron y un silencio las invadió. Momo no sabía si en este momento odiarla o que por su insistencia mientas que Nayeon estaba a nada de meterla en el baúl de su auto y llevarla al hospital y dejara de negarse.

–¿No vas a parar hasta que te de el si cierto?—Momo inhaló aire y sin más opciones aceptó la ayuda.

–Por fin—Nayeon ayudó a Momo levantarse, no quiso incomodarla después de los golpes recibidos sabía que estaba en un estado un poco frágil por lo que fueron a paso lento a su auto.

Im dejó a Momo en el asiento de copiloto para luego ir al suyo, encendió el auto y partieron dejando a los dos hombres borrachos y golpeados en el suelo, ya sabran mañana que hacer con sus vidas.















–No es un tan grave es un leve esguince, tienes que estar varios días reposo mínimo unos 5, te recomiendo ponerte cremas y darte masajes diarios para aliviar el dolor—Informó el doctor.

–Uff que susto pensé que algo malo me había pasado—Dejo salir el aire acumulado del miedo que le invadió todo el día.

–Una pregunta ¿Cómo se lo hizo?

–Iba caminado o bueno más que caminar correr, no me percaté de que el semáforo estaba en rojo y seguí, un auto venía no a tan alta velocidad pero si lo suficiente para hacer que mi rodilla chocara con su parte delantera—Contó, el Doctor la miró.

–La próxima vez mire hacia los dos lados y más a los señales—Le dijo ablemente—Bien, como no es nada puede irse señorita.

—Gracias.

Momo bajó de la camilla con ayuda de una enfermera ya que no quería hacerme daño en la pierna. Agarró todas sus cosas y bajo la antena mirada de Im, que si, estaba allí dentro también.

Desde que llegaron esta nunca la dejó sola, ni le quitó la vista de encima. Momo no entendía su actitud de mujer preocupada pero tampoco le molestaba pero era algo tan surrealista el que la persona que no soportas sea la misma a la que le hayas aceptado una ayuda.

𝐀𝐦𝐨𝐫 𝐏𝐫𝐨𝐡𝐢𝐛𝐢𝐝𝐨 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora