CAPITULO 34

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NARRA NOA

Inicio mis estiramientos para iniciar a entrenar y justo en ese momento llega mi compañero de lucha.

Llegas tarde. — bufo sin verlo.

La madre superiora me retuvo. — dice y volteo a verlo.

Se quita la insignia de sacerdote y la toga quedándose en un ajustado traje deportivo... joder, no importa cuántas veces lo mire, siempre me asombra lo sexy y musculoso que es y su paquete... un pecado.

—¿Hoy también perderás? — digo caminando hacia él.

No. — dice juguetón.

Iniciamos a lanzarnos pequeños golpes a modo de calentamiento, todos estos años entrenando juntos me ha ayudado a conocer más sus movimientos y darme cuenta que no es tan tonto como creía, tiene muy buena resistencia.

Me agarra del brazo me aplica una llave y me embroca contra la pared.

uno a cero. — dice haciendo como que me degolló con su mano y me es imposible defenderme.

Estoy calentando. — digo.

Le lanzo más golpes uno tras otro, lo lanzo al suelo, me monto sobre él y hago como que le entierro un puñal sobre el corazón.

uno a uno. — digo con una sonrisa.

Antes que pueda levantarme me agarra de la mano, me lanza de espaldas al suelo y queda a centímetros de mi boca, con una pierna me separa las piernas y siento como su miembro me rosa la vagina.

Deje de ser un sacerdote hoy. — informa y trago saliva. — ¿recuerdas lo que dije hace cuatro años con cuatro meses? — pregunta.

Niego con la cabeza inmovilizada bajo su agarre. — hasta el día que deje de ser sacerdote, no te mirare como mujer. — me recuerda. — hasta entonces, me guardare para ti. — recita.

No fue lo que le dijiste a la madre superiora. — gruño viendo sus ojos.

Necesitaba una excusa para quedarme y conquistar a mi futura esposa. — dice muy cerca de mis labios. — futura esposa ¿me permites cortejarte a partir de hoy? — pregunta y siento que se me saldrá el corazón. — me permites enamorar tu tormentoso corazón y aliviar las cargas sobre tu espalda. — recita.

—No. — digo con una sonrisa.

Máximo ha logrado que todo este tiempo pueda dejar de pensarlos porque lo miro a él. Quizá lo que una vez sentí por ellos desapareció gracias a las pequeñas atenciones de Máximo y si le permito estar a mi lado, pueda que el efecto sea mayor.

Aun me debes algo. — dice y se acerca más a mis labios mientras me mira a los ojos.

Puedo sentir su respiración chocar con la mía. — dije que no. — digo en modo de broma.

Devuélveme el beso que me robaste. — reclama y acto seguido estampa sus labios contra los míos.

Respiro profundo y me dejo llevar por la sensación ligera, suave, dulce, y el vaivén de su lengua con la mía. Sus manos bajan a mi cintura, acarician mi cuerpo con lujuria y a la vez con sumo cuidado.

Basta. — dice alejándose.

—¿Por qué? — me quejo.

No podre detenerme si continuo. — dice serio y me ayuda a ponerme de pie. — Noa, eres una tentación. — dice acunando mi rostro. — una que deseo cometer desde hace mucho. — dice y mi espalda choca contra la pared. — tienes idea de lo complicado que es no desear poseer tu cuerpo. — habla y siento su miembro duro chocar en mi abdomen bajo.

HARAM (ELLOS Y YO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora