CAPITULO 66

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NARRA NOA

—Madre... de que hablas. — digo seria desde mi sitio.

Abre de nuevo la puerta y noto que Sergei está en la puerta. — que nadie nos interrumpa y no permitas que Damien se acerque. — le ordena y cierra de nuevo la puerta.

Camina y se sienta a mi derecha y mi tía a la izquierda.

Noa, tomare una decisión, para hacerlo necesito escuchar la verdad. — dice ella.

—No nos mientas Noa. — pide mi tía.

El corazón me inicia a palpitar muy de prisa. Jamás lo he dicho en voz alta.

—Sin lujo de detalles. — gruñe mi madre viendo el techo.

—No hay más verdad madre, amo a mis her manos como hombres y no los puedo ver de otro modo. — digo con un nudo en la garganta.

Ella me agarra la mano. — no esa verdad. — dice seria.

Anda, debes sanar eso. — ordena mi tía palmeando mi espalda.

—Fui al convento para alejarme de ellos. — digo con un nudo en la garganta. — al regresar fue peor, los días en el bosque solo empeoraron la situación, al final, no pudimos resistir y todo se fue al caño. — me cuesta hablar, el nudo en mi garganta me presiona el flujo de oxígeno.

—Nos equivocamos y no fuimos precavidos, fuimos dándonos de golpes, mintiendo una y otra vez para ocultar lo que pasaba, creímos que podríamos ocultarlo y que podríamos vivir con eso, por eso dijimos que ya no iríamos a ningún sitio, por eso dije que ya no iría al convento, creímos que podíamos estar juntos a escondidas. — la vista se me nubla gracias a las lágrimas.

No quiero decirlo, sin embargo, creo que debo hacerlo, qué más da.

—Con calma mi amor. — pide mi madre limpiando mis lágrimas, rompiéndome más el corazón.

Unos días después, fuimos a la clínica y descubrimos lo que nos hizo darnos cuenta que estábamos muy equivocados y que, si seguíamos por ese camino, solo nos dañaríamos más los unos a los otros, esta—ta—ba...

El llanto no me permite continuar hablando. Mi madre me abraza fuerte. — ya está mi amor, no tienes que decir más. — susurra suave.

—E—estaba. — lloro fuerte. — estaba embarazada, de una semana. — lloro a gritos aferrándome al pecho de mi madre. — n—no queríamos tomar esa decisión, los tres sabíamos que no había marcha atrás, era lo mejor. — lloro. — mami, era lo mejor, eso pensamos. — lloro como ese día. — eran dos, eso dijo el médico. — lloro muy fuerte y siento que mi tía nos abraza apachurrándome entre sus cuerpos.

Continúo llorando mientras ellas me abrazan.

—No llores más amor, fue una buena decisión, no se equivocaron. — me consuela mi madre.

Lo hicieron bien preciosa. — dice mi tía limpiando mis lágrimas. — no llores más, ya has llorado lo suficiente. — pide.

—¿Qué ocurrió luego de eso? — pregunta mi madre.

Hipeo por un tiempo e intento calmar mi llanto, logro controlar el dolor en mi pecho y respiro profundo... ya fue suficiente, he llorado lo suficiente. Mis bebés no estarían felices si me ven llorando cada que los recuerdo.

<<No quiero que sientan el dolor que sentí cuando veía llorar a mi madre.>>

Seré fuerte, cuando los recuerde a partir de hoy, sonreiré, porque soy afortunada, hay dos ángeles cuidándome desde el cielo, al cual nunca iré.

HARAM (ELLOS Y YO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora