HARAM (ELLOS Y YO)

CAPITULO 51

NARRA NOA

—Aquí podemos acampar. — alza la voz Sai.

Miro alrededor una zona plana con árboles densos alrededor, es un buen sitio para montar el campamento. A Máximo se le ocurrió que si hacíamos actividades todos juntos nuestra relación podría mejorar, más la mía con Dulce.

Los cinco iniciamos a montar las carpas, se suponía que vendrían los gemelos, pero llevan dos días desaparecidos. Y padre esta que echa rayos.

Miro que Etai solo trae una carpa y me duele notar que esta vez dormirán con ella, y seguramente pasaran cosas entre ellos... le harán el amor como a mí, los dos...

—¡AAAH! — gruño enojada y pateo una roca.

—Preciosa. — dice Max detrás de mí.

—Olvide el carbón para la fogata. — miento.

—Podemos ir por leña. — dice Ethan que no está muy lejos.

—Buena idea, iré por leña antes que anochezca. — digo.

—Te acompaño. — dice Max.

—Puedo ir sola, alguien tiene que terminar de armar la carpa. — digo y camino hacia el lado contrario de dónde venimos.

Camino sin rumbo mientras pateo cualquier roca que se cruce en mi camino. Fue una pésima idea.

—Noa. — habla Sai a mi espalda.

—Que quieres. — gruño y continúo caminando.

—¿carbón? ¿enserio? — dice y volteo a verlo.

Trae la bolsa de carbón en la mano. No digo nada y continúo caminando. — te puedes perder. — regaña.

—Genial. — bufo.

—Me puedes explicar ¿Qué te ocurre? — gruñe agarrándome del brazo.

—No me ocurre nada. — gruño y me alejo.

—No me mientas. Aun soy tu hermano. — dice.

—¡Gracias por recordármelo! — gruño furiosa y me alejo más de él.

Me jala del brazo y me hace detenerme. — deja de caminar. — ordena. — no hagas que me preocupe. — regaña.

—¡No tienes por qué preocuparte! ¡puedo cuidarme sola! ¡mejor preocúpate por tu novia! ¡ya la escuchaste! Es su primera vez acampando. — gruño haciendo énfasis en "primera vez".

—Siempre me preocupare por ti. — dice sereno.

—No tienes por qué. — gruño e intento alejarme.

Inicio a sentir el nudo formándose en mi garganta. — Pequeña, por favor, regresa al campamento. — dice destruyendo la poca fuerza de voluntad que me quedaba.

—¡Los odio! ¡LOS ODIO CON TODA MI ALMA! ¡DEJENME EN PAZ! — le grito y salgo corriendo.

Corro sin ver el camino, corro con todas mis fuerzas lejos de él, lejos de su olor, de su cercanía, de sus ojos, de su voz, lejos de todo lo que me hace desearlo, amarlo.

Tropiezo con mis pies y caigo de bruces al frente y me raspo varias partes del cuerpo. — ¡Noa! — escucho la voz de Sai... el idiota me siguió.

Se tira al suelo y cae a mi lado. — Pequeña ¿te lastimaste? ¿te duele algo? — pregunta revisándome el cuerpo.

—Sí, me duele. — digo llorando.