CAPITULO 48

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NARRA NOA

—Amor, detente. — pide Máximo a mi espalda.

Camino lo más rápido que puedo por el bosque, ¡cómo pudo! Eran ellos, y fui yo quien la ayudo a ir a Afganistán, ahora es su prometida. ¡Noa! contrólate.

Preciosa, detente. — Max me agarra la muñeca. — seguramente no sabía que eran tus her manos. — dice.

Era mi mejor amiga. — digo con rabia.

Y lo puede seguir siendo. — dice serio. — solo tienen que aclarar el malentendido. — habla y besa mi frente.

Como le explico que no es por ella sino por ellos, me duele demasiado verlos al lado de otra mujer y la eligieron para estar con ambos, se casaran con ella, me han dejado a un lado, en lo más profundo de mi ser aun guardaba una esperanza.

Abrazo duro a Max. — veras que lo solucionaran. — me consuela.

Levanto mi rostro y me besa los labios. Masajea mis nalgas y acaricia mis pechos. — desde ayer te deseo mi querida Noa. — dice alzándome en el aire.

Estamos en el bosque. — digo contra sus labios.

El sitio perfecto, podrás gemir tan fuerte como te provoque. — dice bajándome el pantalón.

Me pone contra un árbol y me hace agacharme, escucho que rompe la bolsa del condón y se posiciona en mi entrada. — siempre preparada para recibirme. — habla rosando mi vagina.

—Sostente. — dice poniendo mis manos sobre el árbol. Se inclina y pego un respingo al sentir su lengua chocar en mi vagina. — Max. — gimo mientras su lengua lame y chupa mi vagina.

Agarro con fuerza el árbol para no caer al suelo. Introduce su lengua en mi cavidad dejándome mil sensaciones y correntadas de electricidad. Máximo aprovecha cada oportunidad para follarme como se le da la gana, en el sitio que sea, a la hora que sea.

—¡aaagah! Max. — gimo duro arañando el árbol mientras acelera sus movimientos en mi vagina.

Amo que te corras en mi boca. — dice levantándose y en el mismo instante me penetra con su pene.

¡aaaah! ¡joder! Entra y sale de mi vagina y otra vez mientras mi pecho choca con el árbol por la fuerza con la que me embiste. Mmmggh demasiado bueno, más, quiero más.

NARRA DULCE.

Una semana después.

Llevo una semana en la casa de los Durtschi, no he podido hablar con Noa, siempre que la encuentro me ignora. Miro el techo y luego el reloj, son las doce de la noche... otra noche en vela, desde que acepte ser prometida de esos dos, han pasado muchas cosas.

Primero sus her manos gemelos parecen odiarme, desde siempre me miran con malos ojos, como si en verdad me odiaran, a diferencia de su padre. Aparte que mis prometidos son casi exactamente iguales a él, es muy guapo, imagino que así se verán ellos cuando tengan su edad.

Pego un brinco al ver que la ventana se abre y una enorme sobra negra se escabullé, dejo de temblar al reconocer que es Ethan.

—¿Qué haces aquí? — digo bajito.

—Quiero follar. — dice montándose sobre la cama.

El único momento en el que siento que tenemos una relación es cuando follamos, y resulto que parecen adictos al sexo, casi todos los días uno de ellos me folla.

HARAM (ELLOS Y YO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora