CAPITULO 52

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NARRA DULCE.

¿Por qué? ¿Por qué le prestan atención a ella? ¡yo soy su novia!

Tengo demasiado miedo para hablar, me aterra la oscuridad, en verdad me aterra, pero Noa, ella no dijo nada, tan solo se quedo quieta unos segundos y corrieron a auxiliarla como si su vida dependiera de eso.

¿Por qué con ella sí y conmigo no?

—¿Estas bien? — pregunta Máximo.

Me coloca una manta sobre los hombros y justo la claridad vuelve. — Los Durtschi, dan la vida por ella, no intentes entenderlo. — habla bajo mientras miro como Sai palmea la espalda de Noa y Ethan le da aire con la mano.

—No son los únicos, su padre es exactamente igual, su madre y todos en la familia sobreprotegen a Noa, tanto tú como yo, siempre estaremos en segundo lugar. — dice serio. — será más fácil si te acostumbras pronto a eso. — se aleja y quita a Noa de los brazos de Sai.

Preciosa. — le dice y Noa lo abraza.

Sai y Ethan se alejan y voltean a verme. Ethan camina hacia mí. — disculpa, parece que los faros fallaron un momento. — me da la mano para levantarme. — ¿te asustaste? — pregunta.

—Sí. — digo y me abrazo a su pecho.

Ya no se apagarán de nuevo. — dice y se aleja. — será mejor dormir, el sereno puede causarte un resfriado. — comenta.

Ellos también se preocupan por mí. No debo tener pensamientos innecesarios, Máximo tiene razón, estamos en un segundo plano, pero no por eso dejamos de ser importantes, Noa también a mostrado que se preocupa mucho por ellos, y sin embargo, no miro a Máximo celoso, al contrario, aprovecha cada nada para hacerse notar.

—Noa, ¿vamos a dormir? — pregunto.

Ahora voy. — dice mientras continúa abrazada a Máximo.

Feliz noche. — digo estirándome un poco para darle un beso en los labios a Ethan.

Descansa. — le digo a Sai y apenas logro alcanzar sus labios para darle un beso.

Odio que sean tan altos, me es muy difícil besarlos primero porque parecen postes de luz, ni el viento más fuerte los hace encorvarse.

—Feliz noche. — le dice Noa a Máximo y le da un beso largo que parece incomodar a sus her manos.

Descansa preciosa. — dice Máximo.

Buenas noches. — les gruñe a sus her manos como si estuviera molesta con ellos... me pesan demasiado los ojos.

Noa se mete a la carpa y la sigo. Se acomoda del lado derecho y yo del lado izquierdo. Noto que ellos aun se quedan conversando los tres a la orilla de la fogata.

—Es increíble ¿cierto? — le digo a Noa.

—¿Qué cosa? — dice viendo el techo de la carpa.

Que estemos acampando las dos, con nuestros novios. — digo feliz.

Lo es. — dice ella.

Noa, en verdad, no sabía que eran tus her manos cuando te pedí me ayudaras a ir a Afganistán, cuando me enteré... ya era un poco tarde. — digo volteando a verla.

—Es pasado, dejémoslo allí. — sonríe. — ¡aaauh! — a bosteza. — tengo sueño. — dice y se gira dándome la espalda. — buenas noches Dulce.

HARAM (ELLOS Y YO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora