CAPITULO 81

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NARRA ETHAN

—¡Noa! — grito y corro con todas mis fuerzas a intentar sostenerla.

Logro que su cabeza no revote contra el suelo.

¡NOA! Miro sangre en toda la blusa expandiéndose por todo su pecho.

—¡MALDITO! — grita Sai en contra de Max.

—No lo mates, su muerte será muy lenta. — gruño levantado a Noa.

Escucho que Sai llama al médico. Ingresan enfermeras y médico y se llevan a Noa.

Corro detrás de ellos, ingresan a Noa al quirófano donde ya no me permiten llegar. El pecho me palpita muy deprisa. Camino de regreso a donde esta Max con Sai.

Ingreso y cierro la puerta. — ¡se muere y te juro que hare de tu vida un infierno! — gruño estrangulando a Max.

Siento que se me saldrá el corazón, no puedo respirar... necesito matarlo. Necesito que Noa este bien.

Agarro un utensilio médico y se lo entierro en la pierna con rabia, esta amordazado por lo que sus gritos no pueden ser escuchados.

—No lo mates. — se mete Sai. — quiero que pase años siendo torturado. — gruñe viéndolo.

Ya tiene las dos piernas ensangrentadas. Intenta hablar y se mueve. — no hay nada que te salve. — gruño viéndolo con odio.

La puerta se abre y una enfermera ingresa. — sanare sus heridas. — dice temblando.

—Lárgate. — gruño y sale huyendo.

Agarro unas vendas y me las pongo en la pierna para detener el sangrado. El hombre sigue luchando por hablar.

Saquémosle la lengua. — comenta Sai.

Miro por el lugar y hay lo necesario. Lo acomoda para que no se mueva sobre una silla y le quita la mordaza.

—¡NO! — grita mientras le agarro la boca. — No fui yo. — grita intentando que no le saque la lengua. — la pared. — dice rápido.

Miro a donde intenta mirar y hay un agujero de bala.

—¡No fui yo! — repite y me siento desconcertado. — Un cardiólogo, urgente. — grita.

Sai sale corriendo y yo detrás de él.

NARRA ETHEL

Rusia.

Es extraño que el castillo este tan solitario.

Mau, miau. — maúlla el gatito dos.

Nos llenaremos de gatos. — bufa Tassia.

—Es una pena. — digo con tristeza.

Damien se excedió con lo que le hizo a Etai.

Ya quiero que esos tres regresen. — dice Tassia.

—Señora, los gemelos regresaron. — avisa Sergei.

Sergei, ya te dije que no me digas así. — le gruño.

Es parte de la familia y, sin embargo, insiste en ser formal a pesar de todos los años que llevamos juntos.

Camino feliz hacia la pista donde descenderán los gemelos. El jet aterriza y espero impaciente a mis bebés. La compuerta se abre y baja uno de los hombres que acompañaba a los gemelos, parece traer una caja en la mano.

HARAM (ELLOS Y YO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora