CAPITULO 36

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NARRA NOA

Me muevo incomoda sintiendo como si una boa me estuviese enrollando. Abro de golpe los ojos y miro a mi alrededor. ¡mierda! Me quede dormida.

Me muevo y miro al hombre que me abraza acurrucado en mi espalda, me hago a un lado y lo noto parpadear.

Buenos días. — recita adormecido y da un pico sobre mi hombro desnudo.

Jalo la sabana y cubro mi desnudez.

buenos días. — digo con la cara roja y una sonrisa estúpida.

—Me tengo que ir. — digo tropezándome con la sabana mientras bajo de la cama.

Aún es muy temprano. — refunfuña mostrando que el reloj marca las cinco de la mañana.

No debí quedarme a dormir. — digo mientras me visto bajo su atenta mirada.

—¿A eso le llamas dormir? — bufa recordándome el hecho por el cual me arde la vagina y me tiemblan las piernas.

Se levanta de la cama y me quita el velo de la mano.

— ¿y si te doy lo buenos días como Dios manda? — ¡por Dios! Resulto ser un pervertido.

—¡Max! ¡no! Debo volver. — digo mientras me continúo vistiendo.

—Solo una vez más. — se queja y me pega a su cuerpo. — ¿Una más? — pide con ojos de cachorrito y siento su miembro desnudo levantarse.

Sonrió como estúpida recordando cuantas veces lo hicimos durante toda la noche. — No, la madre superiora pasara en media hora. — riño quitándole mi velo.

—Tenemos tiempo suficiente para un rapidito. — bufa y me lanza a la cama con un poco de fuera y se me sale una sonora carcajada.

—Jajaja ¡Max! — gimo al sentir una mordida sobre mi pecho. — ¡aaagh! — gimo al sentir sus dedos sobre mi clítoris.

Una más y te dejo por unas horas. — pide juguetón contra mis labios.

Pierdes el tiempo. — cedo y le beso los labios.

Ambos apestamos a sexo a mucho sexo. Se coloca un condón y sin esperar mucho me penetra revelándose por mi cavidad húmeda.

Me embroca sobre la cama y me abre las nalgas.

no me cansare de follarte. — recita penetrándome muy duro mientras da una dura nalgada.

Me sujeta del pelo e inicia a embestirme rápido, duro y profundo.

— ¡aaagh! ¡Máximo! — gimo duro al sentir dolorimiento y placer.

Agarra mis caderas y me embiste mucho más duro en cada estocada tiemblo de placer, mi pecho sube y baja a gran velocidad contra la cama mientras mis nalgas son azotadas por las palmas de Máximo y su pene tortura mi vagina.

—¡aaaaggnh! ¡mmmgg! — gimo y muerdo la cama para callar mi voz.

Acelera sus embestidas, siento su miembro hincharse más avisándome que llegaremos juntos al clímax. Puya más duro y puedo sentir como su pene toca mis paredes levemente provocando sensaciones inexplicables que me hacen contraer las piernas y cedo ante el orgasmo que me provoca.

—¡ah! Señor. — gimo y pierdo fuerza y cae sobre mi espalda.

No me gustan los rapiditos, pero son un buen ejercicio. — bufa y me besa el cuello.

HARAM (ELLOS Y YO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora