CAPITULO 77

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NARRA NOA

—No, ya me aburrí, ¿Cuándo nos vamos? — pregunto y niega con la cabeza.

Deja de jugar, no puedes ocultarnos nada. — dice Sai muy serio. — sabemos que estás enamorada de Máximo.

—¡Nooo! ¡jamás! — gruño. — solo los amo a los dos. — digo poniéndome de pie.

Nunca de los nunca.

NARRA ETHAN

No hay mujer más testaruda sobre la tierra que Noa.

Noa, deja de hacerte la tonta. — digo serio.

Enfrentarla es lo único que queda. Se la ha pasado como gato sin hogar estos días, es por ella que aún no nos marchamos, algo me dice que se arrepentirá.

—Primero lo dejas para no herirlo, después le das los motivos suficientes para ser eso. — señalo la pantalla donde dicen que la mafia italiana está iniciando a apoderarse de Italia.

No. — gruñe cruzándose de brazos.

Nos mira con rabia, jala un bote de helado, mete la cuchara dentro del helado y se come un enorme trozo, llenándose la boca.

Si admites que estás enamorada, no nos enojaremos, sabemos que estuvo cuando nosotros fuimos unos idiotas. — digo serio.

Odio admitir eso, además, ella es nuestra, un capricho más no será problema.

Noo. — gruñe. — ¡déjenme en paz! — alza la voz marchándose a la habitación.

—No lo admitirá jamás. — dice Sai.

Me dejo caer en el sofá. — el idiota esta por casarse. — gruño.

Matarlo sería más sencillo. — dice Sai.

—No podemos matarlo, Noa es capaz de matarnos. — bufo.

No me agrada la idea de repetir la historia de Alexandre y mi madre.

NARRA LUCERO.

Escucho la marcha nupcial que anuncia mi ingreso al altar. Agarro del brazo a mi padre que sigue sin dirigirme la palabra, no está de acuerdo con mi boda con Máximo.

<<como si eso importara.>>

Las puertas de la iglesia se abren de par en par, respiro profundo y doy el primer paso al interior con el corazón palpitando... después de hoy, no habrá marcha atrás.

Cierro duro los ojos en mis primeros pasos, por el miedo de no ver a Máximo. Levanto la mirada y lo miro de pie al frente... está allí, dispuesto a casarse conmigo.

<<Solo mío, eternamente.>>

Camino los pasos suficientes, mi padre no dice nada, solo le entrega mi mano a Máximo y la recibe inexpresivo.

Parece que sus ojos están vacíos, completamente vacíos, inexpresivos. No es el Máximo del que estaba enamorada, ahora parece un monstruo al que con solo ver sus ojos me causa miedo. Hay algo diferente en él...

—¿Te encuentras bien? — pregunto bajito.

No dice nada, ni me voltea a ver. Solo mira al cura que pronuncia la misa mientras permanecemos sentados frente a todos.

—Máximo. — digo agarrando su brazo.

Siento algo picar mi costilla, bajo la mirada y tiemblo al ver que tiene una pistola apuntándome...

HARAM (ELLOS Y YO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora