CAPITULO 35

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NARRA MAXIMO

Poco más de cuatro años llevo pensándola, poco a poco me enamore de su forma de ser, de sus arrebatos, de lo linda que es, su inocencia y a la vez su picardía, es inocente en algunas cosas y picara en otras, y muy rara vez parece sentirse culpable de sus acciones.

Todo este tiempo la he observado en silencio, me he mantenido al margen para hacerla sentir segura y que la barrera que parecía haber entre los dos poco a poco se disipara, y ahora que creo esa barrera cayo, renuncie al sacerdocio no solo por mi padre, sino para poder estar con ella, porque una simple masturbación ya no es suficiente para dejar de desearla. Que la necesidad de sentirme amado por ella es inevitable e invencible.

<<Estoy seguro que soy el peor sacerdote de la historia por masturbarme aun con mi voto.>>

Ingreso a mi habitación con Noa en brazos y noto que está temblando, o no sé si son mis rodillas las que tiemblan y por eso ella está temblando. Casi la cago al no decirle que ira por condones, pero creí que era obvio.

<<Nunca he tenido una novia. Sexo... diré que antes del seminario cometí algunos errores.>>

Bienvenida. — digo sentándola sobre mi cama.

Escanea el lugar con los ojos. — te aseguro que mi casa es mil veces mejor que esto. — hablo para aligerar los nervios y sonríe.

Me inclino ante ella y beso sus manos. — perdón por lo de hace un momento, no quise hacerte sentir mal. — digo sincero.

—Aun quiero matarte. — refunfuña como niña pequeña.

Ella lo tiene todo, puede ser inocente, tierna, atrevida, malvada, y todo en su conjunto la hace perfecta. Todos estos años observándola me han traído a este instante. Ella es el tipo de chica con el que deseas hacer todo bien, con quien no te importa nada más que complacerla.

<<No importa un estúpido compromiso arreglado, quiero que esto suceda porque ese es mi deseo más egoísta.>>

Noa, ¿me aceptaría como tu novio? — pregunto con el corazón en la mano.

<<Por favor di que sí.>>

Se queda en silencio unos minutos mientras me observa de rodillas frente a ella.

—Sí Máximo, acepto que seas mi novio. — dice acabando con mi agonía.

NARRA NOA

Acabo de romper nuestra promesa, acabo de cruzar la línea de la cual no abra marcha atrás y estoy segura que ellos se la han estado pasando bien, ¿Por qué no he de disfrutar y dejarlos atrás? Fue la segunda promesa que hicimos para eliminar la primera.

<<Dentro de unos meses volveremos a vernos y prometimos regresar solo siendo her manos.>>

Noa, querida mía. — dice Máximo besando mi mano de rodillas frente a mí.

Lo abrazo y permito que me bese. — eres mi novia ahora. — dice y sonrió.

Lo soy. — digo y vuelvo a besarlo.

<<Intentare amarte con todo mi corazón, intentare que seas tú el hombre de mi vida.>>

—¿Continuamos en donde nos quedamos? — dice con una sonrisa pícara contra mis labios.

Padre Máximo, eso es pecado. — bufo contra sus labios.

—¡oh cielo santo! Que pervertida. — muerde mis labios y me acuesta sobre la cama.

HARAM (ELLOS Y YO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora