HARAM (ELLOS Y YO)

CAPITULO 33

NARRA NOA

Rusia.

Camino de un lado a otro en la entrada del convento, ayer nos avisaron que el grupo con el que Dulce fue de voluntaria fue atacado en Afganistán. Y hoy están de regreso a Rusia.

Las puertas principales se abren y miro ingresar una camioneta negra, del interior desciende dos de las monjas y por ultimo miro a Dulce bajar. Salgo corriendo a su encuentro.

—¡Noa! — llora y me abraza.

La abrazo con fuerza y reviso que no esté herida.

— ¿estás bien? ¿no te lastimaron? — pregunto rápido.

—Estoy bien. — dice llorando. — fue horrible. — llora más fuerte.

—Ya estas a salvo. — digo abrazándola duro.

Dulce es mi única amiga en el convento y mi compañera de cuarto, eso ya lo saben, lo que no saben es que desde que volví mi aprecio hacia ella aumento y ahora siento que la quiero como mi mejor amiga.

Camino con ella hasta nuestra habitación y la ayudo a subirse a la cama.

— no sabes lo horrible que fue. — llora.

Dulce nunca en su vida se ha enfrentado a situaciones de peligro, su padre es un magnate multimillonario, dueños de las principales marcas tecnológicas a nivel mundial. Pertenecemos al mismo círculo social, más no estamos al mismo nivel. Ella si puede tener una vida normal.

—¡Te juro que a partir de ahora orare todos los días por los soldados! — dice limpiándose las lágrimas.

—Por supuesto. — bufo abrazándola.

—Sabes, dos de ellos se miraban muy pero muy guapos. — dice y parece que le brillan los ojos. — juraría que se miraban exactamente iguales y eran gigantes. — no puedo evitar pensar en ellos.

<<Apuesto que son los más guapos.>>

—Dudo que sean igual de guapos que mis her manos. — bufo.

NARRA ETHAN.

Afganistán.

Una semana después.

Odio el uniforme de gala, me aprietan las bolas.

— ¿Cómo vas? — pregunta Sai al ingresar a mi cuadra.

No respondo e intento acomodarme el miembro para no sentirlo tan apretado.

—Intenta ponerlo hacia arriba. — dice Sai.

—Se notará más. — gruño y noto que es como se acomodó el miembro.

Qué más da, supongo que más chicas molestaran a los gemelos.

—Nos están esperando. — ingresan los gemelos portando el mismo uniforme.

—¿y si nos lo tomamos enserio? — pregunta Luka. — digo, fue divertido lo del otro día. — bufa.

Miro a Sai y alza los hombros.

— qué más da. — bufo palmeando su hombro. — vamos a tomarlo enserio. — digo y sonríen.

Los gemelos antes me causaban celos, después los ame como mis her manos menores y ahora solo quiero protegerlos como mi padre lo hace con nosotros.

Caminamos en medio del pelotón de hombres que están de pie recibiéndonos en el centro del campo donde nos pondrán una medalla. Qué cosa más estúpida.