CAPITULO 46

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NARRA NOA

Una semana después.

Rusia.

Con el corazón palpitando a mil por hora sujeto la mano de Máximo para bajar del auto frente al castillo.

<<Estoy de vuelta.>>

Preciosa. — habla Max. — bienvenida de nuevo. — sonríe.

Que tonto. — ¿acaso mi padre te dijo que sí? — bufo besando su mejilla.

No solo tengo que convencer a mi padre y familia, tengo que convencerme a mi misma que el único hombre al que amo es Máximo.

—¿Quién podría negarse a mis encantos? — bufa y me alza en brazos. — quisiera casarme contigo mañana mismo. — comenta girando conmigo.

—Tonto. — sonrió y beso sus labios.

Ingresamos al castillo y la primera que sale a mi encuentro es mi madre. — ¡mi niña preciosa! — corre a abrazarme.

Madre. — correspondo su abrazo. — te extrañe tanto. — confieso.

—Y yo a ti hija mía. — besa mi mejilla al agacharme. — no permitiré que te alejes de nuevo. — refunfuña.

Quien diría que la mujer frente a mí es la más temida a nivel mundial, es un algodoncito de azúcar.

Un momento después ingresamos al castillo. — Princesa. — dice mi padre y corro abrazarlo.

—Papi. — digo contra su pecho.

Mi pequeña princesa volviste a casa. — me da un beso sobre la frente. — pero no sabia que eras bruja. — dice serio.

Saco la cabeza de su pecho y lo miro a los ojos. — no soy bruja. — digo viéndolo.

—¿No? ¿y ese elfo domestico? — señala a Max.

—¡padre! ¡es mi novio! — gruño.

Mete su mano entre su bolsillo. — Ten un calcetín, se libre. — le dice lanzándole un calcetín al pecho.

—¡Damien! — gruñe mi madre.

—¿Qué? — le dice alzando los hombros.

—Papi. — me quejo dando zapatazos en el suelo.

Se que ama que me comporte como un bebé.

Elfo, aun no eres libre, devuélveme el calcetín. — bufa extendiendo la mano hacia Max.

Máximo no dice nada y le entrega el calcetín de forma cautelosa. — ya está, sigues teniendo tu esclavo. — mete el calcetín de nuevo a su bolsillo y da me un beso en la frente.

Padre, no empieces. — gruño.

—Está bien, con gusto seré tu esclavo mi reina. — dice Máximo dándome un beso sobre la mano.

—¡JAJAJAJAJAJA! — la carcajada de mi tía me hace voltear a las escaleras.

—¡tía Tassia! — corro a abrazarla para salir de la situación.

Cariño, me alegra tenerte de vuelta. — me libera. — te vez más hermosa y radiante. — besa mi mejilla.

Gracias tía, tú también estas preciosa, ¿te teñiste el cabello? — pregunto notando que es plateado.

Mi padre deja de hacer sus absurdas bromas y pasamos al comedor, quisiera mantener esta paz por siempre.

Máximo, imagino que te estas quedando en un hotel. — dice mi madre.

HARAM (ELLOS Y YO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora