CAPITULO 74

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NARRA MAXIMO

No puedo creer lo que ven mis ojos, ¡ella se atrevió a venir! Y encima llega tarde. Ingresa contoneando sus caderas mientras sus her manos caminan a su espalda, absolutamente todos tienen la vista puesta en ellos, y como no, si llaman la atención de absolutamente todos.

Me hierve la sangre quiero sacar mi arma y dispararle en medio de los ojos en este instante, unas manos sujetan mi cara y unos labios se estrellan con los míos.

Muevo mi mano a la cintura de la mujer que me beso y correspondo su beso.

NARRA NOA

Al frente y al centro de salón se encuentra Máximo... miro como besa a la mujer a su lado... ¿Por qué odio lo que miro? No me tiene que importar.

Camino con la frente en alto hacia el sitio donde se encuentran los anfitriones.

Señorita Durtschi, es un placer tenerla aquí esta noche. — me habla quien creo es el padre de Máximo.

—Mucho gusto. — digo seria dándole la mano. — venimos en representación de mi familia. — digo seria.

Imagino que son los her manos Durtschi. — dice el hombre mientras miro Máximo y él me mira con odio.

No. — digo seria.

Ellos son mis esposos, Ethan y Sai. — anuncio y ellos sonríe.

—Un placer señor Greco. — le dice Ethan dándole la mano.

Acto seguido Sai le da la mano. — No sabía que estaba casada. — dice el hombre.

—¿Esposos? — gruñe Max viéndonos.

Trago saliva al ver el odio en su mirada. Es claro que hoy me odia más que nunca.

Estamos de luna de miel, decidimos pasar a cumplir con el compromiso. — dice Sai.

Chasquea los dedos y un hombre ingresa. — nuestro obsequio para los novios, después de todo somos socios comerciales. — comenta.

Cómo te atreves a venir aquí después de lo que hiciste. — gruñe la mujer al lado de Máximo.

La miro de pies a cabeza. Una cosa insignificante. Noto que Máximo parece querer matarnos a los tres.

Lucero, calla. — le ordena el señor Greco.

—¡Ella no tiene derecho! — gruñe. — ¡lárgate! — me grita.

—Cariño, cálmate. — le pide Max abrazándola. — La señora Durtschi—a solo cumple con la invitación que enviamos. — dice con odio.

Me hierve la sangre al ver como la abraza de la cintura.

Disculpe la falta de respeto de mi nuera. — habla el señor Greco.

Mantendré la calma mientras se mantengan al margen, de lo contrario los destruiré. — digo con una sonrisa viendo a Máximo.

—Vete, no eres nadie, en tu país puedes ser importante, aquí no eres nadie. — gruñe la mujer que Máximo abraza. — no tienes una corona. — se burla.

¡ash! Que molesta, aparte de insignificante, no conoce su sitio.

No necesito corona, cualquier silla se vuelve trono si me siento yo. — digo altanera.

—No eres la única que posee dinero y poder. — reta mientras Máximo la abraza y parece que eso le da una estúpida seguridad a ella. — No eres más que una sinvergüenza, saben tus esposos lo que hiciste. — gruñe viendo a Etai y sonrió muy grande.

HARAM (ELLOS Y YO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora