El primer cumpleaños de los mellizos fue un evento que quedaría grabado en los corazones de todos los que estuvieron presentes. La mansión de la familia Park, que normalmente servía como base para los poderosos hombres de la bratva, se había transformado en un espacio lleno de alegría y colores, un testimonio del amor y la calidez que los mellizos, Yoonji y Jihoon, habían traído a sus vidas.
Yoongi había estado corriendo de un lado a otro desde el amanecer, asegurándose de que cada detalle estuviera perfecto. A pesar de ser el centro de atención de la celebración, nunca había dejado de lado su espíritu perfeccionista, y quería que todo fuera perfecto para sus pequeños. Vestido con una camisa suelta y unos pantalones cómodos, su cabello rubio caía sobre su frente mientras organizaba los últimos detalles, sin que el cansancio pudiera borrar la sonrisa radiante de su rostro.
En el jardín, los temibles hombres de la bratva se habían disfrazado de diferentes animales para la ocasión, una imagen que contrastaba drásticamente con su habitual apariencia imponente. Ver a esos hombres, acostumbrados a inspirar miedo, ahora luciendo disfraces de conejitos, osos y leones, llenaba de risa a todos los presentes. Incluso el temido líder, Park Jimin, había dejado de lado su traje negro por un disfraz de tigre, sin perder ni una pizca de su elegancia natural.
Cerca del centro del jardín, Seokjin, con su habilidad culinaria incomparable, había preparado un banquete que no solo era un deleite visual, sino también un festín para los sentidos. La mesa estaba adornada con una variedad de platillos, desde los más tradicionales hasta los favoritos de los pequeños. No había duda de que Seokjin había puesto todo su esfuerzo y amor en cada plato.
Mientras tanto, Minseok, el hijo de Taemin y Minho, corría de un lado al otro, emocionado por la presencia de tantos adultos dispuestos a jugar con él. Sus pequeñas risitas resonaban en el jardín, contagiando su entusiasmo a todos los que lo rodeaban. Taemin y Minho, que se veían más felices que nunca, observaban a su hijo con sonrisas de orgullo, mientras mantenían una conversación relajada con Seokjin y Namjoon.
En una esquina del jardín, Agust, se encontraba abrazando a Hoseok, quien estaba muy embarazado y resplandeciente de felicidad. La ternura con la que Agust cuidaba de su ahora esposo sorprendía a todos, pues conocían la naturaleza fría y reservada de Agust, pero con Hoseok, era un hombre completamente diferente. Su mirada dura se suavizaba cada vez que posaba sus ojos en el vientre de Hoseok, donde aguardaba su futuro hijo.
La celebración era un reflejo de la familia que habían formado, un grupo que había comenzado con el poder y la lealtad de la bratva, pero que se había transformado en algo mucho más cálido y amoroso. Los mellizos habían traído luz y alegría a sus vidas, y todos estaban allí para celebrarlo.
Cuando llegó el momento de la torta, Yoongi y Jimin se colocaron a ambos lados de sus hijos, ayudándolos a soplar las velas mientras todos los presentes cantaban. Yoonji y Jihoon, con sus ojos brillantes de curiosidad y felicidad, se embarcaron en la torta con entusiasmo, embarrándose las caritas de crema y pastel. El sonido de sus risas llenaba el aire, haciendo que los corazones de sus padres se hincharan de orgullo y amor.
Yoongi, que no podía apartar la vista de sus hijos, sintió una mano suave en la suya. Jimin, con una sonrisa cálida, entrelazó sus dedos con los de Yoongi, y ambos se quedaron observando a sus hijos mientras disfrutaban de su primer cumpleaños.
—No puedo creer que ya haya pasado un año —murmuró Yoongi, su voz llena de emoción.
—Y lo que nos queda por vivir —respondió Jimin, apretando suavemente la mano de Yoongi—. No cambiaría nada de esto por nada en el mundo.
Más tarde, cuando la celebración comenzó a relajarse y el sol empezó a bajar en el horizonte, Jimin y Yoongi decidieron tomarse un momento para ellos. Dejaron a los mellizos bajo el cuidado de Seokjin y Namjoon, y se dirigieron al árbol que habían plantado hace dos años en memoria de su pequeño ángel, Jiwoo.
El árbol se había convertido en un lugar sagrado para ellos, un lugar donde podían honrar la corta pero significativa vida de su hija. Las ramas del árbol se mecían suavemente con la brisa, y el sonido de las hojas susurrando les trajo una paz que solo encontraban en ese lugar.
Jimin se arrodilló frente al árbol, colocando una pequeña figura de un ángel en la base, mientras Yoongi se acercaba, acariciando las ramas bajas con una mirada triste pero serena. Aunque el dolor de haber perdido a Jiwoo nunca desaparecería, ambos sabían que ella siempre estaría con ellos, en sus corazones, en sus recuerdos, y en la vida que habían construido juntos.
—Te amamos, Jiwoo —murmuró Yoongi, su voz apenas un susurro mientras se inclinaba para besar el tronco del árbol.
Jimin se levantó, abrazando a Yoongi por detrás, apoyando su barbilla en el hombro de su esposo.
—Ella siempre estará con nosotros, en cada risa, en cada logro de Yoonji y Jihoon. Su espíritu vive en ellos, y en nosotros —dijo Jimin, con una convicción que emanaba de lo más profundo de su ser.
Ambos se quedaron allí, abrazados, dejando que el momento los envolviera. Sentían la presencia de Jiwoo en la brisa, en la luz suave del atardecer, y en el amor que compartían.
Después de un rato, regresaron a la mansión, donde los mellizos estaban nuevamente rodeados de su familia, recibiendo abrazos y caricias de todos los presentes. Yoongi y Jimin se unieron a la celebración, llenos de gratitud por todo lo que habían vivido y por todo lo que aún les esperaba.
La noche continuó con risas, juegos y conversaciones. Mientras la luna ascendía en el cielo, iluminando el jardín con su luz plateada, Yoongi y Jimin se miraron, sabiendo que, a pesar de las pruebas que habían enfrentado, habían encontrado su hogar en el amor que compartían, en su familia, y en la vida que habían construido juntos. Y con ese pensamiento, ambos sonrieron, sabiendo que su historia apenas estaba comenzando.
FIN ~
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Its definitely you - Jimsu
FanfictionEn los oscuros y peligrosos bajos fondos de Moscú, Park Jimin, el despiadado líder de la temida bratva, gobierna con mano de hierro. Su fama de ser cruel, inhumano y letal con sus enemigos y traidores es bien conocida. Nadie se atreve a desafiarlo...