Our Safe Place | Severus Snape

55. Atrapados entre Mundos

Tal como lo habían acordado, Sarah y Lukas decidieron pasar las vacaciones explorando el mundo muggle junto a Eileen. A pesar de las dudas iniciales de Lukas, prefería estar con su hermana y Eileen que en casa con sus padres. El viaje hasta la casa de Eileen fue sorprendentemente rápido, y al llegar, notaron que un auto ya los esperaba.

Eileen se acercó al vehículo, que estaba vacío salvo por uno de los empleados de su familia. Después de un breve intercambio de palabras, les informó que tendría visitas, y los tres subieron al coche. Según lo que había oído, sus padres estaban de viaje por negocios sin una fecha clara de regreso. A pesar de lo que cualquiera hubiera esperado, Eileen no mostró ninguna señal de tristeza, como si la ausencia de sus padres fuera algo habitual en su vida.

Al llegar a su destino, entraron en un vecindario de casas imponentes, con jardines perfectamente cuidados que separaban las viviendas. Bajaron del auto, que partió después de asegurarse de que estaban a salvo dentro de la casa. Se quedaron completamente solos. La residencia de Eileen era una casa típica del mundo muggle: amplia, elegante, pero con un aire cálido y acogedor.

Dejaron sus pertenencias en la sala de estar cuando el timbre de la puerta sonó. Eileen fue a abrir y, tan pronto lo hizo, una chica pelirroja la abrazó, causando que soltara un pequeño grito de sorpresa mientras trataba de responder a la avalancha de preguntas que la recién llegada le hacía. Sarah, intrigada por el alboroto, se acercó y, en cuanto lo hizo, las dos chicas se separaron.

—Sarah, te presento a Georgia —dijo Eileen con una sonrisa—. Nos conocemos desde...

—...toda la vida —interrumpió la pelirroja con entusiasmo—. Soy su mejor amiga y vivo justo enfrente. ¡Es un placer conocerte! —añadió, volviéndose hacia Sarah—. ¿Dónde se conocieron?

—En una escuela —respondió Sarah, algo nerviosa, intentando no dar demasiados detalles.

—Qué bien, me encantaría que me contaran más sobre esa escuela —dijo Georgia con curiosidad.

—Es tan común como todas las demás —intervino Eileen rápidamente, lanzando una mirada significativa a Sarah para recordarle que no debían mencionar nada sobre Hogwarts.

—Solo vine rápido porque te vi llegar desde la ventana —dijo Georgia mientras sonreía—. Desapareces por meses, y todos estábamos ansiosos por verte.

—¿"Todos"? —preguntó Eileen con una mezcla de curiosidad y diversión.

—Claro, yo, Sophie, Diana, Oliver... y Jack —respondió Georgia, enfatizando el último nombre con una sonrisa traviesa.

La mención de Jack hizo que Eileen alzara una ceja, mientras Sarah observaba el intercambio, sintiendo que había mucho más que descubrir en ese pequeño mundo muggle del que apenas comenzaban a formar parte.

—Nos vemos pronto. Ahora Sarah y yo tenemos planes —Eileen ignoró deliberadamente la insinuación de su amiga.

—Claro, pero Sarah también puede venir, ¿no? No somos egoístas, te compartimos —insistió Georgia con una sonrisa traviesa—. Tus amigos son nuestros amigos. ¿Qué dices, Sarah?

—No lo sé, me da igual —respondió Sarah, aunque en realidad prefería evitar la situación.

—Lo pensaremos —intervino Eileen rápidamente, tratando de desviar la conversación—. Ya teníamos todo planeado.

—La próxima semana haremos la clásica fiesta de bienvenida en mi casa, como siempre —dijo Georgia, volviéndose hacia Sarah—. No sé cómo lo harán ustedes, pero te aseguro que las mejores fiestas son con Eileen.

—Georgia, me estás avergonzando —replicó Eileen, molesta—. Y son reuniones, no fiestas. Además, tenemos otros planes ya...

—Ay, no te hagas la responsable solo porque tienes visita —se burló Georgia, con una risa—. ¿No te dijeron que tus padres y los míos están en Australia por negocios?