Cap 135

46 3 0
                                    

Narra TN: El día comenzó como cualquier otro. Mis clases en la universidad transcurrieron con normalidad, aunque no podía evitar que mi mente divagara de vez en cuando. Los últimos días habían sido un torbellino, pero hoy parecía más tranquilo.

Cuando terminé mi última clase, decidí pasar al club para visitar a los chicos. Sabía que el entrenamiento estaba por terminar, y quería pasar un rato con ellos, especialmente con Israel. Él siempre sabía cómo hacerme sentir mejor, y aunque no lo dijera en voz alta, sabía que también le gustaba tenerme cerca después de las prácticas.

Llegué al club y, desde el momento en que entré, noté algo extraño. Los chicos estaban actuando diferente. Las bromas de siempre parecían forzadas, sus sonrisas un poco más tensas. Cuando intenté acercarme a Israel, Henry y Alan lo interrumpieron, desviando mi atención con alguna broma tonta. Algo no estaba bien, y lo sentía en el ambiente.

Después de unos minutos de fingir que no notaba nada, decidí que tenía que averiguar qué estaba pasando. Sabía que Emilio era el más fácil de convencer, así que lo busqué y lo encontré en los vestidores, sentado mientras revisaba su teléfono.

TN: Emilio, necesito que me digas qué está pasando.

Emilio: ¿Qué? ¿Por qué dices eso?

TN: No juegues conmigo. Sé que algo está pasando. La actitud de todos está rarísima, y me doy cuenta cuando intentan distraerme. Así que, por favor, dime qué sucede.

Emilio: No es nada, de verdad...

TN: Emilio, no voy a irme de aquí hasta que me digas la verdad. Y si tengo que quedarme todo el día, lo haré.

Emilio: Está bien... pero prométeme que no le dirás a Israel que te lo dije.

Emilio: Nailea... le ha estado enviando cartas a Israel.

TN: ¿Cartas? ¿Qué tipo de cartas?

Emilio: La primera fue para decirle que tú la amenazaste. Luego, empezó a mandarle cartas pidiéndole que regresaran, diciéndole que todo lo que ha hecho fue porque quería salvar su relación. Según ella, no es nada grave... pero es obvio que está obsesionada.

TN: ¿Y él?

Emilio: Está ignorando todas las cartas. No ha respondido a ninguna. Nos dijo que no quiere preocuparte, pero... bueno, estamos preocupados. Si esto sigue así, vamos a buscar opciones para manejar la situación.

Me quedé en silencio, procesando la información. Nailea estaba más desequilibrada de lo que pensaba

TN: Gracias por decírmelo, Emilio.

Él asintió, con una expresión de alivio por haber soltado la verdad.

Más tarde, Israel y yo fuimos juntos a mi casa. El ambiente entre nosotros era tranquilo, pero yo no podía dejar de pensar en lo que Emilio me había contado. Decidí que no le diría nada, al menos no todavía. Si él no quería preocuparme, lo respetaría por ahora.

Sin embargo, mientras estábamos en mi sala, sentados juntos en el sillón, no pude evitar decir algo que reflejara mi determinación.

TN: Israel... quiero que sepas que estoy dispuesta a hacer lo que sea necesario para que estemos bien. Lo que sea.

Me miró con curiosidad, tal vez intentando descifrar mis palabras, pero al final solo sonrió y tomó mi mano.

Israel: Ya lo haces. Solo con estar aquí, conmigo, es suficiente.

Le devolví la sonrisa, pero en el fondo sabía que no era suficiente. Tenía que estar alerta, porque si Nailea volvía a cruzar la línea, yo estaría lista para enfrentarla de nuevo. Y esta vez, me aseguraría de que no quedara ninguna duda de que nadie, absolutamente nadie, se interpondría entre Israel y yo.

Pero te conocí. -Israel Reyes y tú-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora