Narra Israel: Desde que ___ regresó, no ha sido la misma. Al principio pensé que era solo cuestión de adaptarse de nuevo al ritmo de Mexico, pero con las semanas se hizo evidente que algo más estaba pasando. Su mirada estaba ausente, su risa apagada, y aunque intentaba disimularlo, todos en el equipo lo habían notado. Hoy en el entrenamiento, no pude concentrarme. Cada pase que daba iba fuera de lugar, y el entrenador me llamó la atención más de una vez. Pero mi mente no estaba en el partido. Estaba en ella, sentada a unos metros, con la mirada clavada en el césped como si quisiera desaparecer.
Durante un descanso, Alejandro y Ilian se acercaron a ella. Me quedé al margen, pero podía escuchar parte de la conversación.
Ale: ¿Qué te pasa últimamente?. Andas como en otro mundo.
TN: Estoy bien.
Ilian: Claro que no estás bien. Todos lo hemos notado. ¿Quieres hablar de lo que sea que te está pasando?
Ella negó con la cabeza, ajustándose la coleta nerviosamente.
Quería intervenir, decir algo que la hiciera abrirse, pero algo en su postura me detuvo. Estaba cerrada, como si estuviera construyendo un muro a su alrededor, y por más que quería, no sabía cómo derribarlo. Cuando el entrenamiento terminó, me quedé un rato más en el campo, pateando el balón sin rumbo mientras los demás se iban, cuando ya no quedaba nadie decidí irme también, al pasar por los vestidores pude verla sentada en una de las bancas, se tomaba la cara con ambas manos y por la forma en que reaccionaba su cuerpo parecía estar llorando, el nudo en mi pecho se apretó al verla así. No era la ___ fuerte y segura que conocía. Esto era algo más profundo, algo que la estaba rompiendo por dentro, y no tenía idea de cómo arreglarlo, me acerqué a ella para mostrarte de algún modo mi apoyo.
Israel: No voy a presionarte. Pero quiero que sepas que estoy aquí, ¿ok? Siempre que lo necesites.
Ella asintió, sin mirarme, y se limpió rápidamente las lágrimas con el dorso de la mano. Quería abrazarla, decirle que todo estaría bien, pero algo me decía que ahora no era el momento.
Esa noche, no pude dejar de pensar en ella. ¿Qué le habría pasado en Argentina? ¿Qué era lo que la tenía tan rota? Era como si estuviera cargando con algo demasiado grande para manejar sola, pero tampoco me permitía cargarlo con ella.
En el entrenamiento del día siguiente, no pude evitar buscarla con la mirada. El entrenador le había ofrecido entrenar con nosotros mientras estaba de vacaciones y cada vez que fallaba un pase o se quedaba atrás en los ejercicios, algo dentro de mí se rompía un poco más. Alejandro y Ramón intentaron hablar con ella de nuevo durante un descanso, pero como siempre, ella evitó el tema.
Ale: ¿No va a decirnos nada nunca? -murmuró Alejandro, frustrado, mientras volvía al campo.
Ramón: Déjala. Lo hará cuando esté lista.
Emilio: ¿Y si nunca lo esta?
Henry: Lo estará, solo denle tiempo.
Quería creer eso. Quería creer que, algún día, ____ confiaría en mí lo suficiente para abrirse. Pero mientras tanto, lo único que podía hacer era quedarme cerca y esperar. Esperar que cuando ese día llegara, todavía estuviera a tiempo de ayudarla.
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Pero te conocí. -Israel Reyes y tú-
Fiksi PenggemarMe curaste el corazón, me enamoraste.