Narra TN: Había pasado toda la noche anterior intentando encontrar las palabras exactas. Esta situación me estaba consumiendo, y si seguía callando, podía perder a Israel de todas formas. Así que tomé el teléfono y lo cité en mi departamento para hablar. Después de terminar con mis actividades del día de hoy, escribí al grupo que tenía con las chicas para contarles que hoy sería el día en el que tendría que hablar con él.
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Amor en la Cancha 🫦TN: Chicas, cité a Israel en mi departamento para poder hablar con él
Sabrina: No te preocupes tanto amiga, él va a entender.
Liz: Y si no lo entiende, pues como dijo Selene. Es su problema, todo esto lo hiciste para salvar su relación.
Gabriela: Cualquier cosa que necesites, estamos aquí para apoyarte.
*******************************************Él llegó puntual, como siempre. Tocó la puerta, y al abrirla me recibió con esa sonrisa que siempre me hacía sentir un poco más tranquila. Traté de actuar normal, lo invité a comer algo sencillo que había preparado, intentando alargar el momento de la conversación. Pero ni siquiera podía disfrutar su compañía como antes; el peso de lo que estaba por decir me tenía con un nudo en el estómago.
Después de comer, ya no había más pretextos. Me armé de valor y respiré profundamente.
TN: Israel... hay algo que necesito contarte.
Él dejó los cubiertos y me miró fijamente, con atención, como siempre lo hacía cuando sabía que lo que iba a decir era importante.
Le conté absolutamente todo. Cada detalle desde el principio. Empecé con lo de Valentín, cómo conseguí la información, cómo decidí filtrarla y por qué. Luego seguí con lo del papá de Nailea, y finalmente le expliqué cómo descubrí lo de su entrada al Grupo Pachuca, gracias al periodista que me dio todo el material. No omití nada.
Le expliqué mis motivos, mi rabia, mi desesperación de ver cómo Nailea seguía interfiriendo en nuestras vidas, y cómo sentí que era el único recurso que me quedaba para que entendiera que no estaba jugando.
Cuando terminé, me quedé en silencio, esperando su reacción. Al principio no dijo nada. Sólo me miró, pero ya no con la calidez de antes. Su rostro cambió, endureciéndose.
Israel: ¿Eso fue lo último que hiciste?
TN: Sí... Fue lo último. Te lo juro.
Él asintió lentamente, pero no dijo nada más. Se levantó de la mesa y caminó hacia la puerta.
TN: ¿A dónde vas?
Israel: Necesito estar solo, ____
Lo seguí, desesperada.
TN: Espera... Por favor, escucha. Sé que no estuvo bien lo que hice, pero no lo hice para lastimarte, ni para poner en riesgo nada. Fue para protegernos, para que nos dejara en paz...
Lo tomé del brazo justo antes de que cruzara la puerta. Él se detuvo, y finalmente se giró para mirarme. Había algo en sus ojos que me hizo sentir como si una parte de él ya no me reconociera.
Israel: Lo entiendo, ____. Pero necesito tiempo para procesar todo esto.
Se soltó de mi agarre con cuidado, abrió la puerta y salió sin mirar atrás.
La puerta se cerró, y el silencio que quedó después me golpeó como un balde de agua helada. Me quedé ahí, inmóvil, con la sensación de que el mundo se derrumbaba a mi alrededor. Las lágrimas comenzaron a caer antes de que pudiera detenerlas, y me dejé caer al suelo, completamente destrozada.
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