CAPITULO 163: EN MEDIO DE AVANZAR, EL DESTINO ES INQUIETO

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CAPITULO 163: EN MEDIO DE AVANZAR, EL DESTINO ES INQUIETO

El Hechizo número uno del Diablo Celestial.

Un Hechizo para mostrar la verdad del mundo.

Nada podía escapar ante su voluntad.

El Diablo Celestial era una existencia que no podía ser comparada.

Cuando Adrián apunto con su dedo al Soberano Menor.

De pronto el Cristal se llenó de cicatrices tan potentes, que parecía que iba a explotar.

El Cielo cambio, el ambiente cambio, el viento se detuvo, los sonidos desaparecieron.

Este espacio estaba destinado para que la voluntad del Diablo Celestial descendiera nuevamente.

El Soberano Menor era alguien tan poderoso, que sintió en ese momento, absoluto...miedo.

"¡¿Qué es esto?!" – Su fuerza podía aplastar a los Ancianos del Alma Naciente, no le tenía miedo a casi nada, podía hablar y liberarse incluso de Dioses Menores.

La Línea de Sangre del Soberano Menor era tan poderosa como para romper varios limites, después de todo era de un auténtico Demonio Soberano, los Soberanos solo estaban por debajo de los Emperadores, por lo cual podían aplastar el mundo si quisieran.

Pero, esta vez, sintió que no podía hacerlo, como si estuviera frente a algo desconocido.

Incluso su Sangre empezó a hervir, cubrió todo su ser con un incontrolable miedo que llevo a sobrepasar todos sus límites conocidos.

Sus manos temblaron y sintió la necesidad extrema de huir.

Todo esto paso en el instante que Adrián lo apunto con su dedo.

De pronto de una parte de este espacio, un aura violeta se manifestó alrededor de Adrián, sus ojos brillaron con tal aura, su cuerpo y cada una de sus células, sintió la llegada de la voluntad del...Diablo Celestial.

La Uña que tanto atormentaba su cuerpo, de pronto como si tuviera algo de conciencia, quiso separarse del cuerpo de Adrián, pero como un poderoso mar, estaba enojado, el aura arrastro y cubrió por completo la Uña.

Un poder que podía revelarlo todo, en todo el mundo, cubrió todo el cuerpo de Adrián.

"¡Verdad...!" - Una palabra apareció en el cielo, y lo cubrió de un brillo dorado.

Su brillo traspaso todo todas las fronteras posibles, fue como si de pronto una Deidad desconocida estuviera mostrándose.

"¡Maldición!" – Sin Embargo, el Soberano Menor, no iba a quedarse suspendido en el aire, aunque el tiempo mismo se movía lentamente.

El Soberano Menor presiono su palma sobre su pecho.

Del cual un orbe rojo empezó a brillar, y a desprender un aire siniestro.

Un ojo se abrió en el orbe, y observo a Adrián.

Cuando el ojo apareció, el tiempo empezó a vibrar, soltó ondas que empezaron a destruir el espacio mismo. Una nueva voluntad apareció, y empezó a llenar todo el espacio mismo, pero este espacio no podía aguantar a dos entidades, por lo cual se empezó a resquebrajar, como un vidrio.

Pero esta nueva voluntad no solo lleno el espacio, incluso empezó a plegarlo como una hoja. Y empezó a tirarla hacia atrás.

Adrián también sintió este cambio en el espacio, pero no podía hacer nada para detenerse, esta era su única oportunidad para acabar con el Soberano Menor.

"¡Absolut....!" – Adrián no tenía tiempo de pensar en las consecuencias, por lo cual, cuando estuvo a punto de decir la última palabra.

El Soberano Menor estimulo con toda su fuerza el orbe en su pecho.

El cual brillo intensamente, y el ojo incluso empezó a sangrar, sangre azul lleno todo su espacio ocular, y cayeron gotas al suelo, donde empezó a florecer.

El Espacio mismo empezó a doblarse más rápido.

El espacio retrocedió, la hoja giro en reversa.

"tulosba...dadrev" – Adrián observo como sus palabras se dieron vuelta, el tiempo retrocedió unos minutos.

Las Dos voluntades lucharon una contra la otra, pero ambas terminaron explotando el tiempo, y a la vez el espacio.

Una horrorosa explosión hizo que el espacio mismo se doblegara en este lado, y que varias grietas se abrieran, todas estas grietas succionaron los alrededores, como si de huracanes se tratara.

El ojo no pudo resistir mucho tiempo y exploto en una nube sangrienta, y el Soberano Menor salió volando como una cometa ensangrentada, su cuerpo se llenó de tantas heridas que era mejor estar muerto, no tuvo el tiempo de reaccionar rápido cuando cayó en una de estas grietas.

Adrián tampoco lo paso mejor, su cuerpo también entro en choque, y su torso se expandió, hasta hacerse trizas, Adrián sintió como si le hubieran golpeado con un martillo en el pecho.

De su sangre salió montones de sangre, y sus costillas cayeron al suelo.

Estaba seriamente herido.

Lo que sufrió fue el reverso de su hechizo, no sabía cómo el Soberano Menor lo había hecho, pero era la primera vez que su hechizo había sido cancelado.

"¡Buagh....!" – Mas sangre cayo de su boca, su conciencia empezaba a pestañar.

La Uña seguía temblando ante la voluntad del Diablo Celestial, no se atrevía a mostrarse.

Pero no hacía falta que se mostrase, Adrián mismo sintió como la muerte lo invadía, era un sentimiento que siempre lo tenía presente.

Sin embargo, su cuerpo estaba siendo arrastrado hacia una grieta espacial.

Cuando la observo solo pudo sonreír amargamente.

Adrián sostuvo su corazón con sus manos, era la primera vez que lo tocaba, podía sentirlo latir, no quería que su corazón saliera de su cuerpo, aun recordaba las palabras del viejo maestro que lo había salvado.

"Nosotros los cultivadores, cultivamos también el corazón"

Pero esto le dificultaba respirar, sus pulmones apenas se sostenían en su caja torácica destruida. Era una agonía constante, pero al menos estaba vivo.

Respirando poco a poco, supo que no saldría vivo de esto si seguía de esta manera.

El Soberano Menor no se rendiría hasta encontrarlo, no estaba muerto, de eso estaba seguro.

Adrián sabia ser temerario, pero se sentía muy cansado.

Su cuerpo se rindió ante sus lesiones, y fue absorbido por una grieta espacial. 

UN ETERNO FINALDonde viven las historias. Descúbrelo ahora