Hoy era el día, el maldito día. No he hablado con Hilary desde ayer en la plaza, durante la noche no aguante la incertidumbre, a pesar que no me había respondido del día antes le pregunté ¿qué era lo que pasaba? ¿Que había hecho? ¿Por qué ese actuar tan indiferente? ¿Donde estaba aquella Hilary que conocí? Pero... otra vez no hubo respuesta.
No había dormido nada y aun con 0 ánimos decidí ir al liceo, sentía que si me quedaba en casa solo lloraría asi que me cambie de ropa, me alisté y salí de casa. Justo antes de llegar a la parada del autobús recordé que se me había quedado la guitarra en la casa, hoy tocaba taller y necesitaba llevarla... solo deseaba que el taller pudiera alegrarme un poco, necesitaba una distracción, no quería llorar, ¡otra vez no!
Al fin llegué al liceo, otra vez tarde, otra vez un reto, otra vez contenía mi rabía y mis lagrimas, esta vez no, esta vez ya nada me afecta, esta vez no lloraré.
Victoria a pesar que no era mi amiga desde que llegué comenzó a actuar muy atenta conmigo, Carlos al ver su actuar también lo hizo y es que me hacían reír, se sentaron conmigo y no me dejaron solo ni un minuto.
Gracias a eso no pensaba tanto en Hilary durante las clases, a pesar de todo aun no me ganaban las lagrimas. También a lonlargo de la jornada escolar apareció Javiera, los amigos de Graciela y hasta Vicente, todos me acompañaban, me buscaban conversación y sobre todo me hacían reir, esto me hacía sentir más pena porque me sentía vulnerable, sabía la intención por lo cual lo hacían y lo agradecía pero a no ser que estuviera Hilary a mi lado la tristeza no se iría.
De pronto y acercandose a mi lado Victoria me habló
- Sé que es duro pero... te ves fuerte, eres fuerte, no estes triste
- Estoy bien
- No debes hacerte el duro, está bien llorar
- No lo haré...
- Ysrael ¿se despidieron?
- No
- ¿Y te quedarás de brazos cruzados?
- Ella no quiere verme
- ¿Y tú?
- Yo... la amo...
- ¿Dejaras entonces que se vaya así nada más?
- ...
- ¿Te quedarás tranquilo cuando todo pase sin haberla visto por última vez?
-...
- ¿Podrás vivir con ello?
-...
De pronto vi la hora en mi celular. 12:15 hrs. Hilary aun no partía de chile y debia hacer algo, no me perdonaría dejarla ir así como así.
Me puse de pie rápidamente y corrí hacia la salida, el director estaba ahí junto al impector pero sin hacer contacto visual ni decir nada intenté salir pero la inspectora al notar mi untención cerró la puerta con seguro. El director y el inspector me miraron muy impresionados por mi actuar tan inusual, parecía un drogadicto que intentaba huir de la policia o algo por el estilo. De pronto se me ocurrió ir por la segunda entrada, tras mi y mientras llamaba mi atencion tenía al inspector, era tanta mi adrenalina que sentía que sin medir el alto del muro de un salto lo pasé, al llegar al otro lado y mientras los gritos de mi nombre aumentaban comencé a correr.
Corrí y corrí, como si no hubiese un mañana, como si no existiera nada más que Hilary.
Sentía gran dolor en mi pecho, el aire se agotaba y la velocidad de mis piernas disminuía pero seguí corriendo rogando a Dios que aún estuviese Hilary en su casa.
De pronto al ver un auto cargado de bolsos afuera de su casa grité su nombre lo mas fuerte que pude. Ya estaba su mamá y sus primas dentro del auto, Hilary justo estaba abriendo la puerta. Cuando escuchó mi grito.
Lentamente Hilary se acercó a mi mientras yo intentaba recuperar el aire para hablar
- ¿Que haces acá?
- ¿No puedo dejarte ir sin antes decirte algo?
- Ysrael... ahora ¿qué quieres?
- Vengo a decirte... que te amo, Hilary, te amo, amo tu cara... tus ojos, tus besos, tu voz, tus abrazos... te amo, contigo soy feliz
-...
Otra vez no hubo respuesta, solo una cabeza agacha y un horrible silencio.
¡Adiós Ysrael! Sin levantar su cabeza volteó para volver al auto.
¿Por qué? ¿Por qué actuas así? ¿Que es lo que pasa? Le grité, pero sus pasos no se detenían, llegaron finalmente al auto, abrió la puerta, entró en profundo silencio, cerró la puerta y el auto arrancó.
Lentamente ví como se marchaba, vi como todas sus palabras se esfumaban, vi como mis lagrimas caían, vi como mi felicidad se iba... vi una vez más el fracaso en mi cara... sentí mi corazón partiendose lentamente al compas de las lagrimas que brotaban haciendo un gran rio, veía al amor de mi vida yéndose lejos de mi.
Seguía sin entender lo que había pasado, solo lloraba y lloraba sin consuelo alguno.
Ese día al rededor de las 19 hrs llegó un mensaje a mi celular, era de Hilary y decía así: Ysrael, el motivo de este mensaje es para despedirme de ti, resultaste ser alguien muy importante para mi, nunca habia estado con un chico tan perfecto, amo cada cosa de ti, es por eso que no podía seguir que crecieran aun más mis sentimientos, sé que fue tarde esta determinación pero quise aprovechar lo más posible contigo, me has hecho muy feliz como nunca nadie me hizo, se que quizás la determinacion de alejarme de ti ahora último es muy egoísta pero entiende que no quiero sufrir más, no imaginas el llanto cada noches, la almohada mojada todas las mañanas, las lagrimas que aguantaba al ignorarte, las lagrimas que oculté con mi cabeza agacha al tú hacerme esa confesión, al decirme que me amas, todo es ¡tan dificil! Si tan solo te hubiera conocido en otras circunstancias, en mi país, en otra edad... creeme que sería todo diferente, estariamos por siempre juntos, porque también te amo, te amo desde que te vi y cada día te fui amando más. No quiero que sufras por mi, quiero que seas feliz, quisiera haber tenido el valor para decirte todo esto a la cara pero no fue así, espero me perdones y no me odies aunque yo misma lo haga, te amo y espero la vida nos permita volver a vernos.
Hasta el día de hoy recuerdo sus palabras, hasta el día de hoy recuerdo cada detalle, hasta el día de hoy mi corazón recuerda tu nombre, porque a pesar de todo me hiciste muy feliz.
7 de mayo del 2016, aún te recuerdo como la página más arrugada de mi triste novela
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Un Inexperto Al Amor
Teen FictionEs la historia de un chico que poco a poco va experimentando cosas en el amor volviéndose de un inexperto a un mujeriego. Pero mas temprano que tarde se da cuenta que todo acto tiene su consecuencia y toda historia su final