Cap 86: C

12 1 0
                                    

El gran momento ha llegado, otra vez. han pasado exactamente 35 días desde mi licenciatura y con ello la finalización de mi vida escolar. hoy era el día en que debía rendir una prueba la cual es muy importante para acceder a una universidad o instituto profesional, esta era la prueba final la cual define mis capacidades y oportunidades que podía tener y también era la que encerraba todo el conocimiento que he adquirido desde los 5 años hasta ahora. La famosa PSU.

Es de tanta la importancia esta prueba que hay innumerables historias tristes tras fallar esta prueba, jóvenes insatisfechos que han tenido que cambiar de carrera, jóvenes que se han deprimido e incluso jóvenes muertos por fracasar esta prueba. En lo personal pienso que ningún trozo de papel por más caro que sea puede definir tu futuro, ninguna prueba debería tener autoridad para decidir quién sirve para esto o aquello. Es por eso que justo hoy me presentaba con nada más que mi lápiz, goma y dinero para comprar algo para despertar bien, sin haber estudiado nada antes, ni estar aunque fuera un poco asustado o nervioso para mi solo era un tramite y ya, aún no sabía que estudiar ni qué pasaría si fallaba la prueba... solo confío en Dios y su voluntad.

Ya estaba casi llegando al colegio donde debía dar la prueba cuando de pronto vi una botillería y decidí entrar, necesitaba urgente una bebida energética.

Curiosamente me tocó rendir la prueba en un colegio diferente al de mis compañeros, todos los demás les tocó en uno en particular. Esto sería algo excelente de no ser por que en aquel colegio fue donde repetí 2 veces 1°medio, donde se vivió un día una injusticia horrible contra mi, donde comencé a forjar mi carácter a punta de discriminación indirecta por ser gordito... pero también fue el lugar donde comencé a tener amigos y muchos, también fue el lugar donde supe que aunque todo se vea mal las cosas pueden cambiar... y también fue el lugar donde conocí a mi actual amigo Sebastian. Muchas sensaciones y sentimientos encontrados pero algo me decía que esta vez sería grato, además solo son 2 días en que tendré que venir.

Ya con mi energética en mano me dirigí hacia la entrada principal del colegio. De pronto una voz bastante llamativa exclamó mi nombre. Era Daniel (amigo de la iglesia) nos saludamos y comenzamos a hablar lo raro que era vernos ahí en ese lugar juntos. en cosa de minutos y mientras ya entrabamos apareció Esteban (otro amigo de iglesia). al fin los tres y viendo si no venía alguien más conocido entramos a formarnos en una gran fila para ver en qué sala de las 20 nos tocariá rendir la prueba.

En aquella fila habían muchas chicas, incluso más que hombres. Poco a poco comencé a ponerme cada vez más nervioso a tal punto que ya cuando estaba llegando mi turno de entrar comencé a sentir unas grandes ganas de orinar.

Justo cuando pensé en salir de la fila rápido para ir al baño mencionaron mi nombre asi que cerrando mi mochila y poniendo mi cara seria e indiferente entre a la sala. Allí cada banco tenía en la parte superior derecha el nombre del que debía sentarse, rut y hasta número telefónico. Mi puesto estaba al frente de la pizarra lo cual significaba que copiar no sería una opción posible. Mire de reojo y muy disimuladamente el puesto que estaba a mi lado para ver si junto a mi se sentaria un chico o una chica. "Constanza" decía en un extremo y fue lo unico que alcancé a leer entre cerrando los ojos ya que no veía nada y mis lentes estaban en mi mochila a un lado de la puerta. Era obvio que era nombre de chica pero... con lo nervioso que estaba comencé a imaginar que ¿qué pasaría si fuera un chico que se llama Constanza? comencé a reír bastante estúpidamente mientras imaginaba su posible aspecto o mejor aún su voz, de pronto sentí un leve olor a flor que pasó por mi lado bastante rápido y se sentó junto a mi, efectivamente era una chica.

Era de estatura baja, pelo negro, piel muy blanca, ojos muy grandes y unas gafas negras redondas. Debo admitir que lo primero que llamó mi atención al verla fueron sus lindos labios, eran delgados, finos y bien formados, casi igual a los míos pero más rosados.

Me miró también de reojo mientras soltaba un leve suspiro de cansancio. Necesitaba hacer algo para calmar mis nervios, cada vez eran más y debía concentrarme en la prueba. De pronto se me ocurrió hacer algo bastante simple y trivial así que me volteé hacia Constanza y la saludé mientras metía mi mano al bolsillo.

- ¡Hola!

- Hola...

- ¿Nerviosa?

- Eh si... bastante

- ...

-...

- ¿Quieres un chicle?

Al ofrecer el chicle Constanza me miró fijamente a los ojos en un incómodo silencio que duró un par de segundos, luego al fin soltó una leve sonrisa

- Sí, gracias

A partir de ese momento comencé a sentir un ambiente entre nos más relajado, más en confianza dando pie extrañamente a seguir conversando y digo extrañamente ya que se suponía que debía haber máximo silencio en la sala ya que estábamos rindiendo la prueba.

Durante la primera prueba la cual era de lenguaje con Constanza comenzamos a mirarnos sin que el otro lo notara, nos miramos disimuladamente cada vez que dábamos vuelta la hoja de la prueba y me di cuenta que ella también lo hacía ya que justo mientras ella daba vuelta la hoja arrugue exageradamente mi nariz haciendo una morisqueta, ella al verme soltó una risotada que confirmó mi sospecha.

Justo 20 minutos antes que se acabara el plazo para entregar la prueba Constanza se puso de pie y entregó la prueba, luego volvió a sentarse para sacar su mochila del asiento y muy tímidamente me dijo "adiós", correspondí la despedida junto a una sonrisa y seguí respondiendo la prueba.

justo en el plazo entregué mi prueba, volví a mi puesto para tomar mi mochila pero de pronto algo me detuvo. Junto a mi puesto había una botella para tomar agua de color azul y no era mía, lo cual significaba que era de Constanza y la había olvidado. Tomé la botella, la guardé en mi mochila y salí de ahí con la esperanza de verla afuera del colegio quizás y así devolver su botella.

Resultó que al salir me di cuenta que no estaba Constanza, la verdad no había nadie, estaba todas las calles solas y no los culpo en el interior de aquel colegio se siente una vibra realmente pesada y desagradable como para estar mucho rato dentro o afuera cerca de allí.

Al llegar a casa y mientras metía la botella al congelador mi madre me preguntó a cerca de la prueba, que tan difícil estaba e incluso me preguntó de dónde había sacado aquella botella. Me senté junto a ella para contarle pero no contaría tanto detalle ya que quería salir rapido de alli, ir a mi habitación y alcanzar a dormir aunque sea un par de horas ya que debía volver a aquel lugar a hacer la segunda prueba y además devolver la botella a su dueña. la verdad no sé para que me la traje, debí dejarla ahí.

Un Inexperto Al AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora