Cap 53

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Ya solo quedaban 20 días para que Hilary regresara a Ecuador.

Cada vez nos acercamos más, Hilary tomó la iniciativa y me confesó que cada vez le gustaba más, yo le respondí lo mismo y sentí el momento oportuno para decirle que al menos yo ya la amaba pero algo me frenó, no me salían las palabras, quizás ea falta de valentía, quizás fue el destino que por alguna razón encontraba precipitada quella confesión... no lo sé, solo sé que cada vez queda menos tiempo para seguirla amando.

Hilary y yo estábamos descubriendo cosas bastantes interesantes y extrañas uno del otro por ejemplo, descubrí que cuando le hablaba sonriendo y muy cerca las pupilas se le expandían mucho, también descubrí que cuando estaba nerviosa pestañaba muy rápido, también que para ganarme en alguna decisión solo bastaba que hiciera puchero mientras hablaba y listo, me tenía embobado. Y lo más extraño que descubrimos ambos es que cuando se acercaba a mi oído y comenzaba a hablarme muy lentamente con su acento ecuatoriano, producía en mi una erección instantanea, de tal grando que era imposible ocultarla con solo el pantalon.

A veces se nos olvidaba en donde estabamos y comenzabamos a besarnos sin control en la sala, a veces en su mayoría era Tomás quien nos hacía callar por los sonidos de los besos, este cada vez lo hacia más furioso, dudo que sea solo por el hecho del sonido, creo que había algo más...

La madre de Hilary aun no la dejaba salir a pasear con amigos ni nada por el estilo, de la casa al liceo y del liceo a la casa. ya que encuentra muy peligrosos chile, he pensado seriamente en ir personalmente a pedirle permiso para que dejara a Hilary salir conmigo pero la madre no sabe quien soy yo, de hecho ni si quiera sabe que estamos pololeando y no lo debe saber ya que el no pololear, ni conocer chicos fue la unica condición que le puso para dejar que Hilary siguiera asistiendo al liceo.

Eso era lo único que trancaba el seguir viviendo más cosas entretenidas junto a Hilry, ya que tenía ganas de llevarla al centro comercial, salir a comer, llevarla al cine, llevarla a casa, ver una pelicula juntos en mi habitación... lastima que nada de eso se podía, solo quedaba hacer cada día diferente para ella aunque estuvieramos en el mismo sitio siempre.

A veces para hacer sonrojar a Hilary facilmente de daba un agarrón en sus nalgas, esto ademas de hacerla sonrojar tambien la hacía seguir el juego hablandome al oído, debo confesar que a veces tenía ganas de llevarla a conocer aquel baño abandonado sonde conocí a Camila, pero ahora no se podía por más sigilosos que fueramos.

Nuestra rutina consistia en estar juntos haciendo cualquier cosa los primeros recreos, luego en el recreo del almuerzo nos separabamos, ella iba con Graciela y sus amigos y yo por mi parte iba con Carlos o Javiera. Esto servía para no estar todo el día pegados, tambien para darnos nuestro espacio, para no descuidar nuestras amistades y lo más importante... echarnos de menos. Lo cual funcionaba de maravilla ya que al volver a la sala surgían los besos más largos y ricos que podían haber.

Cuando ya regresaba de ir a dejar a Hilary a su casa volvía al liceo a ensayar con la banda y luego al segundo taller el cual manejaba Eduardo, este profe cada vez se ganaba más mi confianza y mi cariño, era casi el único ademas de Hilary que me preguntaba cómo estaba, que tal iban las cosas con Hilary, o simplemente me preguntaba si quería hablar de algo... creo que será uno de mis pribcipales apoyos cuando Hilary no esté, bueno él y la iglesia, solo espero que el impacto no sea tan fuerte porque es bastante alto en donde me mantiene Hilary con sus besos, sus caricias... con su amor, por qué sé que ella también me ama... lo veo en sus ojos, en sus besos y en la forma en la que me hace sentir superior a Superman.

Un Inexperto Al AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora