Capítulo 5

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No cabe duda de que mi vida está llena de secretos y malas sorpresas.

—¿Cómo lo sabes? —pregunto y una lágrima resbala por mi mejilla

—Tu padre llegó aquí cuando él tenía cinco años, su padre lo dejó al cuidado de mi madre, no lo recuerdo, este lugar siempre ha estado lleno de niños, pero cuando llegaste y le dije lo sucedido, supo quién eras —se levanta y limpia sus lágrimas

—No entiendo ¿Cómo saben que es mi padre y no alguien más? —siento mi cabeza dar vueltas

—Por qué tienes sus increíbles ojos verdes, tu padre solo lleva los apellidos de su madre y son los mismos que llevas tú, cuando mi madre supo quién eras, busco a alguien que te registrara con esos apellidos, así si tu padre vive pueda encontrarte

—Es que no entiendo —toco mi cabeza intentando entender

—Es que nuestros padres no son lo que creímos, aún no entiendo la razón de las cosas que hacía mi madre —llora desconsoladamente he igual de confundida que yo.

Me siento en las escaleras y sin poder controlarlas y retener más este dolor que me esta destruyen, lloro sacando todo, ya no estoy segura de seguir buscando respuesta, solo llegó a callejones sin salidas y quedó más confundida.

—No sé quién es tu padre, solo sé que se llama Caleb Brandlye White igual que tú, no sé porqué te dejo aquí al cuidado de mi madre y al mío... Pero me enteré de que mi madre no fue lo que yo creí, solo que yo ya no puedo obtener respuesta y tú sí —se sienta a mi lado y se pierde en los recuerdos de la casa

—Ya no quiero respuestas, seguiré con mi vida y trataré de que mejore —beso su mejilla y subo a mi habitación.

Ya no quiero saber más, no quiero saber si vive o muere, eso ya no importa, nada va a cambiar, el dolor del abandono y los malos momentos siempre seguirá en mí.

Entro a mi habitación y voy directo al baño a quitarme toda esta ropa mojada, me limpio el rostro quitándome los restos del maquillaje que cubren mis indeseables pecas, me ducho rápido y me seco, me pongo mi pijama y peino mi cabello.

Solo quiero dormir, lo necesita mi cabeza y mi cuerpo, quiero un nuevo día, porque cada vez que amanece es un nuevo comienzo para mí.


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Me levanto con dificultad y miró la hora, me duele el cuerpo y la cabeza, siento un ardor en mis ojos, me siento cansada y sin ganas de levantarme, pero tengo que trabajar.

Decido probar algo nuevo y tomó esa ropa que Anabell siempre trae para mí y que yo solo la abandonó en el fondo de mi clóset, tomo un vestido color perla y su cinturón color café, busco unas zapatillas más o menos decentes y que combinen, pero no tengo, tal vez Ana si tenga y pueda tomarlas prestadas por hoy.

Salgo de mi habitación y la encuentro recargada de la pared.

—¿Estás bien, Ana? —la ayudo a enderezarse

—Sí, es que estoy muy cansada, ¿Ya estás lista para ir a trabajar? —intenta sonreír pero fracasa

—¿Estás segura? Realmente te ves muy mal —toco su rostro y lo siento caliente

—Sí, anda apresúrate o llegarás tarde —limpia el sudor de su frente con su brazo

—Quería ver ¿Si tienes unas zapatillas cafés o color perla, que puedas prestarme? Solo por hoy, lo prometo —sonríe y regresa a su cuarto

—Sí, son unas de color café, quédate con ellas, ya no las voy a necesitar —sonríe triste mirando su habitación

—Gracias, pero no es necesario es solo por hoy...

AMOR © (Tú, simplemente).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora